En el Ecuador, según el Censo 2010, un 7,3 % de la población se autoidentifica como indígena. Esta población está conformada por 14 nacionalidades y 18 pueblos indígenas. La Constitución del 2008 marca un hito dentro de la extensa lucha de los pueblos y nacionalidades indígenas del país por romper una estructura racista, monocultural, monolingüística, institucionalizada, hegemonizante, decimonónica y positivista. El Ecuador se define a sí mismo en la Constitución del 2008 como Estado plurinacional. Esto implicaría la existencia de múltiples comunidades políticas y, con ello, nuevas cosmovisiones y formas propias de formular, establecer y gestionar políticas públicas. El Estado ecuatoriano reconoce los derechos individuales y colectivos de los pueblos y nacionalidades indígenas u originarios. Entre ellos, el derecho de estos a la autodeterminación, a mantener formas propias de gobierno y toma de decisiones y a conservar la posesión de sus territorios. Sin embargo, a pesar de contar con marcos jurídicos nacionales e internacionales que contemplan estos derechos, en la práctica todavía no existe una hoja de ruta clara para implementar el Estado y la democracia plurinacional, y que garantice la protección, conservación y gestión efectiva de estos derechos por parte de los pueblos y nacionalidades indígenas.
El Ecuador promueve la aplicación de los derechos de participación efectiva de mujeres en diferentes normativas, exclusivamente en relación con pueblos y nacionalidades indígenas. Es importante tomar en consideración para el presente análisis la Ley para la Planificación de la Circunscripción Territorial Especial Amazónica (CTEA), que dispone brindar apoyo técnico y presupuestario a los pueblos y nacionalidades para la creación e implementación de sus planes de vida y circunscripciones territoriales indígenas. Por lo que la hoja de ruta precisa para la formulación, implementación y evaluación de políticas públicas que garanticen la efectiva participación en política de mujeres indígenas, contemplada en la creación de circunscripciones indígenas territoriales (CTI), podría cristalizarse de forma efectiva, y con ello garantizar el autogobierno indígena, conservar la autonomía de los pueblos originarios y establecer mecanismos de defensa y protección de mujeres políticas indígenas frente a organizaciones privadas, públicas y del tercer sector.
Situación de los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador
El informe de la relatora especial de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas del Ecuador informó, en 2019, que la Constitución del 2008 proporcionaba una base sólida para implementar un nuevo modelo de Estado plurinacional e intercultural. Sin embargo, como se ha mencionado, durante toda esta década poco o nada se ha hecho para la adecuación de leyes y políticas a favor de los derechos colectivos e individuales que se reconocen en la carta magna y que además están avalados internacionalmente. Veamos la situación de algunos temas de especial interés para los pueblos y nacionalidades indígenas:
Pluralismo jurídico. El desarrollo de órdenes normativas en términos de igualdad, que fortalezca el desarrollo del pluralismo jurídico ecuatoriano. Existe un claro ejemplo en la aplicación de la justicia indígena y en otros casos que se han suscitado dentro de las comunidades indígenas.
Proyectos extractivos. En otra acera están los proyectos extractivos que vulneran los derechos colectivos de los pueblos indígenas (art. 86) y los derechos de la naturaleza (art.71) consagrados en la Constitución.
Vulneración de derechos ambientales. Además, el derecho a la libre determinación (art. 3), mediante el cual eligen libremente su condición política y persiguen su desarrollo económico, social y cultural. Y el derecho a su autonomía o al autogobierno en cuestiones relacionadas con sus asuntos internos o locales (art. 4), de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas.
Pueblos indígenas en aislamiento voluntario. Uno de los puntos más destacados es la inexistencia de una correcta planificación y medidas de protección para los pueblos indígenas en aislamiento voluntario.
Educación. Entre otras problemáticas, en el campo educativo se reconoce la mala planificación en el cierre de escuelas comunitarias, unidocentes, bidocentes, interculturales bilingües y alternativas, que genera desplazamiento para las niñas y los niños indígenas y ponen en riesgo su seguridad, además de la pérdida de la lengua, cultura y cosmovisión de cada comunidad y pueblo indígena.
Salud. La falta de reconocimiento de las ciencias, saberes ancestrales y la medicina tradicional/ancestral. Además de un desarrollo insuficiente de los modelos interculturales de salud y su correcta coordinación e integración con los sistemas de salud nacional.
Zona de frontera norte. Uno de los aspectos más urgentes y de especial atención es la situación de riesgo en la zona de frontera norte, en donde los niveles de pobreza y violencia exponen de manera agravada a los once pueblos y nacionalidades indígenas que habitan en esa zona.
Discriminación y violencia de género. Finalmente, la discriminación racial y el racismo estructural contra pueblos y nacionalidades indígenas, con especial afectación de las niñas y mujeres indígenas, quienes enfrentan múltiples discriminaciones.
Si bien las recomendaciones de la relatora de las Naciones Unidas son claras y apuntan contra varias de las problemáticas que deberá enfrentar el nuevo gobierno de Guillermo Lasso, que apenas empieza su mandato, una parte del justo análisis debe hacerse también puertas adentro.
Lamentablemente, poco se ha dicho de los numerosos y diversos intereses dentro de las comunidades indígenas, tanto de propios como de extraños. Hace ya varias décadas que los pueblos y comunidades indígenas han venido instalando procesos de folclorización, en donde el patrimonio se ha vuelto mera mercancía, con el fin de cumplir estándares eurocéntricos que satisfagan la creciente demanda de turismo alternativo en el mundo. Estas actividades han condenado a los pueblos a mantener la noción colonialista de que todo lo que difiere de la modernidad eurocéntrica es sinónimo de exótico, primitivo o natural, y que puede ser comercializado como tal, mercantilizando la dignidad y los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas.
Ñukanchik kawsaymanta (‘Acerca de nuestra vida’)
Pero no todos los líderes y lideresas indígenas han seguido este camino. En este contexto, cabe destacar a muchas mujeres indígenas, entre ellas Tránsito Amaguaña y Dolores Cacuango, inscritas en el sindicalismo indígena, ambas relacionadas con el Partido Socialista Ecuatoriano y dirigentas en diferentes marchas indígenas como las Marchas a Quito de 1930 y la primera Huelga Agrícola de 1931. La lucha feminista de las mujeres indígenas aún no se hace escuchar. La región necesita una profunda crítica sobre el feminismo hegemónico. Las mujeres indígenas estamos atravesadas por múltiples discriminaciones, muchas veces cometidas dentro de nuestro propio seno.
Situación de las mujeres indígenas
Han pasado 26 años desde la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, en donde se adoptó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing para lograr la igualdad de género. El impacto desproporcionado en las mujeres que ha provocado la crisis del covid-19 pone de manifiesto la urgencia de avanzar con leyes, recursos, mecanismos de implementación y rendición de cuentas que permitan garantizar los derechos de las niñas y mujeres, en especial, de las más vulnerables.
Los datos muestran que la mujer indígena tiene la mayor tasa de pobreza por ingreso (49,3 %), mientras que los hombres indígenas alcanzan la cifra de 48,4 %, Si lo medimos por tiempo, las mujeres dedican 86,3 horas semanales al trabajo remunerado y no remunerado. En contraste, los hombres solo dedican 62,1 horas. Cinco de cada diez indígenas son pobres por ingresos, es decir, viven con $ 84,82 mensuales. Pero los hombres indígenas cuentan en la semana con un día completo libre más que las mujeres. La mayor carga de trabajo no remunerado la tienen las mujeres indígenas (55,8 %). Y también, la menor tasa de afiliación a la seguridad social (18,8 %).
Equidad y lucha contra la violencia de género
Adicionalmente, existe discriminación salarial en personas indígenas con el mismo nivel educativo que personas no indígenas. En el caso de las mujeres, estas reciben menos de la mitad del salario que una persona no indígena. El índice de analfabetismo en niñas y mujeres indígenas es alto, y alcanza un 26,7 %. Según la CEPAL, Ecuador presenta una tasa de participación económica de personas indígenas del 80,2 %. Sin embargo, la equidad de género en la participación es dispar y hay una brecha de 20 % en favor de los hombres indígenas. Las mujeres y niñas indígenas figuran con una mayor tasa de violencia de género, en relación con sus pares mestizas y de otras etnias (67,8 %).
Finalmente, los casos de violencia ambiental se vienen convirtiendo en un gran problema para América Latina y generan preocupación, puesto que han influido en el incremento de casos de trata de personas, explotación sexual y laboral, abuso sexual de jóvenes y mujeres indígenas, así como asesinatos a lideresas ambientales, cuyas muertes han ido en ascenso, sin mayor explicación o responsabilidad del Estado ecuatoriano. Ecuador reporta tres casos y el más reciente es el de la lideresa amazónica María Taant.
Derechos de las mujeres indígenas
La lucha no ha sido fácil y nos encontramos en un sistema que vulnera desde diferentes dimensiones todos nuestros derechos, no solo desde afuera, sino además desde nuestros propios espacios, comunidades, comunas y hogares. Por ello, se ve fundamental que el actual gobierno reconozca las graves vulneraciones en materia de derechos humanos, en especial, en los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas, la violación constante a sus derechos reconocidos en la Constitución, así como otras vulneraciones, con especial foco en la vulneración a los derechos de las niñas y mujeres indígenas y en la erradicación de todo tipo de violencia contra ellas.
En un segundo momento, y más allá del reconocimiento que el Estado deba hacer sobre sus propias fallas, es importante llegar al momento de los compromisos. Para quienes hemos estado vinculados cercanamente a la política desde hace mucho tiempo, sabemos que se ha pedido expresamente al ahora presidente Guillermo Lasso la firma de compromisos mínimos con diferentes minorías. Es momento de que aquello que fue firmado, propuesto y dialogado, tome rumbo.
Espacios
Otro de los aspectos en alto relieve es la apertura de espacios para las mujeres indígenas dentro del ámbito político. Existe una deuda histórica, que las recientes elecciones de la CONAIE mostraron que no serán saldadas ni por nuestros propios movimientos y partidos, por lo que creemos trascendental buscar figuras de alto relieve que puedan influir en la agenda política a favor de los pueblos y nacionalidades indígenas, en especial, de las niñas y mujeres; profesionales con enfoque diferencial étnico en sus fuentes de datos y estadísticas para la producción y uso de información con pertinencia cultural.
Finalmente, nuestro papel como comunidades nativas de América es no permitir que se mercantilicen la dignidad y los derechos de los pueblos, proponer nuevas formar de comunicarnos como pueblos del Abya Yala, luchar porque nuestros saberes ancestrales y nuestra cosmovisión sean respetados. Deconstruirnos y volvernos a construir desde el equilibrio con la naturaleza que nos hace runas y desde el respeto por los otros, que nos hace seres humanos.
¡Ñukanchik AbyaYalamantami kanchik, Ñukanchik kichwa runa kanchik, Ñukanchik warmi runa kanckik!
(‘¡Nosotras somos del AbyaYala, Nosotras somos kichwa runas. Nosotras somos mujeres conectadas con la naturaleza!’)
Nota: Runa: ‘ser humana conectada con la naturaleza’.