Al cien por ciento de las actas contabilizadas, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) daba por ganador de las elecciones presidenciales en segunda vuelta de las elecciones peruanas al profesor y líder sindicalista Pedro Castillo sobre Keiko Fujimori. La diferencia es mínima, menos de 50.000 votos o 0,3 %, y sería la tercera derrota consecutiva en segunda vuelta de la hija de Alberto Fujimori y lideresa de Fuerza Popular.
Sin embargo, los entes electorales aún no pueden oficializar la victoria del postulante de Perú Libre debido los recursos legales presentados por su contrincante, que alega fraude en el proceso. Acusaciones que un sector reducido insiste en mantener a pesar de que el Jurado Nacional de Elecciones desestimó la existencia de votos fraudulentos y a pesar de las expresiones de respaldo al proceso electoral por la comunidad internacional.
La intención de instalar sospechas en el electorado de un proceso manipulado también parece haber fracasado, ya que el 87 % de los peruanos no creen que haya habido fraude en contra de Keiko Fujimori, según una reciente encuesta de Ipsos. En este sentido, la oficialización de Pedro Castillo como presidente electo sería cuestión de tiempo, aunque con algunos retrasos en el proceso de transición de gobierno que a estas alturas ya debería haber comenzado. Pero, mientras en el frente electoral todo parece estar dicho, en el frente político y social la historia recién comienza.
No habrá luna de miel para el gobierno de izquierda
Castillo ha anunciado como primera medida de su eventual gobierno la convocatoria de firmas para un proceso constituyente que remplace la Constitución de 1993, aprobada durante el gobierno de Alberto Fujimori. Esta insistencia en el cambio de Constitución, con énfasis en el capítulo económico y la libertad de prensa, ha puesto el pie en el acelerador para organizar lo que parece será una oposición férrea en el Congreso futuro, con miras a impedir que Perú Libre implemente los cambios que necesita para ejecutar su propuesta programática.
A eso se le suma una reciente investigación fiscal que vincula dinero ilegal de los Dinámicos del Centro, una organización criminal presuntamente instalada en el gobierno regional de Junín, con la campaña de Perú Libre. El fundador del partido, Vladimir Cerrón, fue gobernador regional de Junín y tiene una condena por corrupción que incluso lo excluyó de participar del actual proceso electoral como postulante a la segunda vicepresidencia.
Escenarios preocupantes
Este es un escenario sumamente peligroso para la continuidad del gobierno entrante, ya que si se le llega a vincular en la investigación podría dar pie a sus opositores en el Congreso para iniciar, ni bien instalado su gobierno, un proceso de vacancia. La historia política reciente del país otorga los fundamentos para esta sospecha.
Recordemos que en el quinquenio anterior, el expresidente Pedro Pablo Kuczynski renunció en medio de un proceso de vacancia tras revelarse vínculos de una empresa suya con la constructora Odebrecht por el caso Lava Jato. Su sucesor, el expresidente Martín Vizcarra, fue vacado por el actual Congreso en noviembre de 2020, tras acusaciones de corrupción por hechos ocurridos bajo su gestión como gobernador de la región Moquegua entre el 2011 y 2014.
En el próximo Congreso, el partido de gobierno tendrá la primera mayoría con 37 de 130 escaños parlamentarios y a esto se le sumarán seguramente sus aliados de otros partidos afines con la izquierda. Considerando la historia reciente, los presuntos vínculos con los Dinámicos del Centro podrían ser sumamente problemáticos para el siguiente gobierno, ya que no tendría el apoyo suficiente para bloquear un proceso o sucesivas mociones de vacancia presidencial.
Un escenario social complicado
Ha pasado más de un mes de la elección del 6 de junio y ya entramos al mes de la conmemoración del Bicentenario del Perú. Sin embargo, estamos muy lejos de comenzar un proceso de reconciliación tras las secuelas de lo que fue una campaña muy polarizada que enfrentó a peruanos contra peruanos. Hoy continuamos enfrascados en un enfrentamiento sin sentido, alentado por ambas tiendas políticas, que ha socavado cualquier posibilidad de entendimiento y donde el centro prácticamente se ha extinguido.
Es un juego muy peligroso el que se está planteando desde ambos lados, que no han dejado de convocar a marchas y mítines en defensa de sus posturas poselectorales. Son dos trenes rumbo a un choque frontal que podrían guiar al Perú a una coalición social que los alejaría mucho más de solucionar los urgentes temas que nos apremian: el proceso de vacunación, el regreso a clases presenciales y la recuperación económica del país y del empleo tras la pandemia.
En un escenario de confrontación política permanente, en la práctica no hay ganadores. Perdemos todos, una situación fatal especialmente después de los estragos que ha dejado la pandemia.
.