Presidenciales de Brasil: cinco claves imprescindibles

Presidenciales de Brasil: cinco claves imprescindibles

La primera vuelta presidencial en Brasil ubicó a Lula da Silva por encima de Bolsonaro. Pero el Congreso ahora estará controlado por la derecha y el actual presidente obtuvo un caudal electoral por encima de lo proyectado. ¿Cuáles son los detalles esenciales para el análisis?

Por: Marco Bastos4 Oct, 2022
Lectura: 6 min.
Presidenciales de Brasil: cinco claves imprescindibles
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Acceso a la versión en portugués.

Luis Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro pasan a la segunda vuelta en Brasil. Su resultado inicial fue de 48,43 % y 43,2 % respectivamente. El mapa del país ya muestra una diferencia importante: el norte más a favor de Lula y el sur proclive a Bolsonaro. Estas son cinco claves imprescindibles:

1. El bolsonarismo es una fuerza, no una moda

Figuras emblemáticas del mundo bolsonarista fueron elegidas el pasado domingo. Los exministros de Bolsonaro: Damares Alves (Derechos Humanos), Ricardo Salles (Medio Ambiente), el general Pazuello (Salud), Marcos Pontes (Ciencia y Tecnología) y el vicepresidente, general Mourão, van a ser parlamentarios a partir del año que viene.

El general Pazuello fue el responsable de la cartera de Salud en la pandemia. Hubo una política oficial contra el uso de mascarillas, además de la fabricación a escala industrial de dióxido de cloro por el Ejército. Pazuello fue uno de los candidatos a diputado más votados en Río de Janeiro, con el doble de votos que el ex secretario de Salud de la ciudad, Daniel Soranz, un centrista cuya plataforma electoral fue haber llevado vacunas a los cariocas.

Ricardo Salles nunca había estado en la Amazonia antes de ser ministro de Medio Ambiente y afirmó no creer en el cambio climático. Salles tuvo más del doble de los votos que Marina Silva, exministra de la cartera y activista medioambiental.

Los exministros de Bolsonaro ganaron las elecciones, con abultadas votaciones, a pesar de los malos resultados de las políticas públicas. La ciencia y tecnología sufrió recortes de presupuesto en los últimos cuatro años y la deforestación de la Amazonia creció. Eso indica una identidad política muy fuerte. Además, los electores del lado bolsonarista consumen noticias en sitios web, televisión, diarios y grupos de WhatsApp que hacen propaganda a favor del Gobierno.

En cuatro años, Bolsonaro puso de pie un ecosistema de comunicación en Brasil y armó un grupo político bajo su liderazgo carismático. Ese grupo se compone de tres bases sólidas: el militarismo, el conservadurismo religioso y la alianza con las oligarquías regionales.

Bolsonaro exalta los valores militares de jerarquía y orden, y es apoyado por la familia militar, compartiendo una versión ultraconservadora del cristianismo con el sostén político de oligarquías regionales, organizadas en partidos de centroderecha en el Congreso.

2. Lula es más grande que la izquierda

Lula obtuvo un 48 % de los votos en la primera ronda de la disputa presidencial. Mientras tanto, en la Cámara de Diputados, los partidos de izquierda no alcanzaron al 30 % de los escaños. De hecho, si Bolsonaro llega a ganar la presidencia en el balotaje, la izquierda no tendría votos suficientes en el Congreso para frenar ninguna propuesta de cambio de la Constitución presentada por él.

La izquierda tendrá un problema de recambio generacional. Liderazgos que podrían haber emergido para el futuro no tuvieron viabilidad electoral, como los de Fernando Haddad (en San Pablo) y Marcelo Freixo (en Río de Janeiro): ambos coleccionan tres derrotas en  elecciones en la última década. Manuela D’Ávila (en Río Grande del Sur) prefirió no competir ante una probable derrota.

Las victorias electorales del Partido de los Trabajadores (PT) en disputas estatales se resumen en la región nordeste de Brasil, la única de las cinco regiones del país donde la izquierda es predominante. De hecho, la delantera de 12 millones de votos que Lula sacó a Bolsonaro en el nordeste fue lo que desequilibró la balanza final y hace que Lula llegue con ventaja al balotaje.

3. La centroderecha fue diezmada

El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que lideró la centroderecha entre 1994 y 2014, se volvió un partido pequeño y cedió el campo de la derecha a Bolsonaro. El PSDB de 2023 será irrelevante en el rumbo de las decisiones tomadas en Brasilia.

El PSDB fue perdiendo espacio político en los últimos años a medida que fue abandonando su identidad. El partido votó alineado con el Gobierno de Bolsonaro en la mayoría de las votaciones en el Congreso. Más de la mitad de los parlamentarios del PSDB apoyaron incluso la propuesta de Bolsonaro del voto con papeletas, cuyo origen es la teoría de la conspiración bolsonarista de que las urnas electrónicas no son fiables.

En esta elección el PSDB consiguió solamente 13 diputados federales, en comparación con 1998, que fueron 99, durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso. El PSDB tampoco consiguió elegir senadores. Por primera vez en su historia el PSDB no tuvo candidato propio a la presidencia de la República, y apoyó a Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), quien obtuvo el 3,8 % de los votos nacionales.

4. Las encuestas fallaron en Brasil

Los encuestadores subestimaron la votación de Bolsonaro, aunque hayan estimado con más éxito el voto (cuantitativo) de Lula.

Hay un debate sobre las razones de la diferencia de las últimas encuestas con el resultado final de la primera ronda. Puede que sea un problema con las muestras, con datos desactualizados del Censo de 2010 (último realizado). Puede que haya habido una migración rápida de votos de candidaturas pequeñas a Bolsonaro, un movimiento no captado por las encuestas en los días previos a la elección. O puede que haya habido más votos vergüenza (aquellas personas que ante una encuesta no admiten por quién votarán) beneficiando a Bolsonaro.

De todas maneras, los encuestadores tendrán que revisar metodologías para la segunda vuelta y saber comunicar su función a la sociedad. Hoy por hoy en Brasil mucha gente mira las encuestas y no les cree.

5. Un Congreso dominado por la derecha 

Los partidos de la derecha (con un historial de alta adhesión a las agendas de Bolsonaro en el Congreso) tendrán más del 60 % de los escaños en la Cámara de Diputados y en el Senado. Eso es suficiente para aprobar las legislaciones que se propongan en un posible segundo gobierno de Bolsonaro.

En el escenario de victoria de Lula, el Congreso podría ser, en principio, más hostil y exigiría mayor negociación para cooperar con el Gobierno. Unescenario donde el Congreso obstruya a Lula tiene que ser tomado en cuenta en los cálculos, pese a que miembros de estos partidos ya lo hayan apoyado en sus gobiernos anteriores.

La cuestión es que el sistema de incentivos en la relación entre Congreso y Ejecutivo cambió. Antes, partidos de centroderecha apoyaban a los Gobiernos del PT a cambio de controlar parte del presupuesto federal de Brasil mediante la administración de ministerios y empresas públicas. Pero esto ya no será así.

En 2021, los parlamentarios aprobaron una medida que obliga al Gobierno a destinar una parte del presupuesto a los diputados y senadores para que ellos ejecuten pequeñas obras alrededor del país, casi como si fueran miembros del Poder Ejecutivo. La maniobra se hizo con poca transparencia, razón por la cual el caso se conoce como presupuesto secreto.

Marco Bastos

Marco Bastos

Analista político y consultor de campañas electorales con foco en América Latina. Magister en Historia Económica por la Universidad de Buenos Aires. Analista en Southern Pulse.

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