En tiempos de conflicto, cuando los derechos humanos continúan siendo violados, es crucial prestar atención a estas campañas de sensibilización. La violencia de género, contra las mujeres y las niñas, persiste como una flagrante violación de los derechos humanos, afectando a millones en todo el mundo. Según el informe de las Naciones Unidas, aunque la inmensa mayoría de los homicidios en el mundo se cometen contra hombres y niños (81 %), las mujeres y las niñas se ven desproporcionadamente afectadas por la violencia homicida en el ámbito privado. Ellas representan aproximadamente el 53 % de todas las víctimas de homicidios en el hogar y el 66 % de todas las víctimas de homicidios cometidos por la pareja.
A nivel mundial, casi 89,000 mujeres y niñas fueron asesinadas intencionadamente en 2022, la cifra anual más alta registrada en las últimas dos décadas. Es alarmante que el lugar más peligroso para mujeres y niñas sea su propio hogar. Además, los datos disponibles sugieren que, si bien el número total de homicidios a nivel mundial ha comenzado a disminuir en 2022 tras un pico en 2021, el número de homicidios de mujeres no está disminuyendo.

África registró el mayor número de homicidios de mujeres relacionados con parejas íntimas o familiares, con un estimado de 20.000 víctimas. En Asia, se estima que fueron 18.400. Las Américas registraron 7.900 casos, Europa 2.300 y Oceanía aproximadamente 200. Las Américas tienen el segundo lugar de homicidios de mujeres relacionados con parejas íntimas o familiares.
Américas
En las Américas, hubo una reducción en el número anual de asesinatos de mujeres relacionados con género hasta el inicio de la pandemia de covid-19. Sin embargo, la situación se deterioró posteriormente. Entre 2017 y 2022, se observó una disminución del 10 % en los asesinatos anuales en Centroamérica y del 8 % en Sudamérica. En contraste, América del Norte experimentó un aumento significativo del 29 %, y el Caribe registró un aumento más modesto del 8 %. Estos aumentos en América del Norte y el Caribe fueron principalmente después del inicio de la pandemia de covid-19 en 2020.

En Sudamérica, Brasil registró un modesto aumento de los feminicidios en los últimos años. Otros países de la región (por ejemplo, Argentina, Colombia y Perú) muestran modestos descensos. La posibilidad de que los factores de estrés —incluidos los conflictos, las crisis humanitarias, medioambientales y los desplazamientos— exacerben la violencia de género y el riesgo de homicidios relacionados con el género se ha convertido en un tema cada vez más investigado. La violencia contra las mujeres adopta diversas formas. Desde la violencia de parejas sentimentales hasta la trata de seres humanos, la mutilación genital y el matrimonio infantil.
Brechas de género
Se mantiene una disparidad de género que no solo se manifiesta en violencias físicas, sino que se refleja en desigualdades estructurales. La subrepresentación de mujeres en el ámbito académico, por ejemplo, no solo es preocupante porque la proporción de estudiantes universitarios femeninas es globalmente mayor que el número de estudiantes masculinos, sino porque eso puede tener implicaciones negativas en términos de inclusión y producción de conocimiento. Esta desigualdad también se refleja en el campo más amplio de la violencia de género, ya que la falta de representación y participación equitativa de mujeres en diferentes esferas de la sociedad contribuye a la persistencia de normas y prácticas discriminatorias.
Estas disparidades son la reflexión de un sistema patriarcal que sigue estando presente en las democracias occidentales. Es fundamental enfrentar el tema para construir sociedades más equitativas y prevenir la violencia de género en todos los aspectos de la vida. Además, la conexión entre la falta de representación y la violencia de género destaca la importancia de promover la igualdad de género en todas las dimensiones de la sociedad, incluida la academia, como parte integral de los esfuerzos para erradicar la violencia contra las mujeres. La falta de inversión y recursos para abordar este problema desde la política pública refuerza la impunidad de los perpetradores y consolida la estigmatización social.

Patriarcado en sociedades avanzadas
Casos de mujeres asesinadas por una persona cercana, como el de Giulia Cecchettin, en Italia, que ha captado la atención pública y se transformó en una cuestión política, ejemplifican cómo las mujeres pueden enfrentar violencia a pesar de contar con derechos. Y subrayan que hay que expresar la indignación cuando esto pasa. No se puede permitir que el silencio persista. Hay una percepción errónea de algunos actores occidentales que han asumido que el patriarcado es un fenómeno exclusivo de países islámicos o autocracias orientales. Pero no es algo exclusivo de ciertas culturas o regímenes, sino más bien una estructura social que puede persistir incluso en democracias occidentales avanzadas.
La persistencia de estructuras patriarcales en democracias occidentales se manifiesta a través de desigualdades de representación y en casos extremos de violencia contra las mujeres. El aumento de mujeres en posiciones de poder no necesariamente asegura una completa igualdad de género. Los derechos democráticos, por sí solos, resultan insuficientes para proteger a las mujeres de la misoginia y la violencia masculina. A pesar de residir en sociedades avanzadas, las mujeres siguen siendo víctimas de violencia debido a la persistente idea de que el rechazo expresado por una mujer es interpretado como un simple capricho.
Abogar por igualdad de género trasciende la mera obtención de derechos formales, ya que la violencia persiste incluso cuando las mujeres ejercen plenamente sus derechos.
Fondos para preveción
La campaña de la ONU busca prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas. Destaca la necesidad urgente de dedicar más recursos económicos a la prevención, ya que la inversión actual en el mundo es insuficiente. Aunque se están mejorando los esfuerzos de análisis de datos, se hace hincapié en fortalecer los sistemas nacionales de recopilación de información para obtener una imagen más completa. Esto tiene como objetivo evaluar los impactos de conflictos, crisis ambientales y humanitarias en la violencia de género y los asesinatos relacionados con el género.
Financiar organizaciones de derechos de las mujeres para combatir la violencia de género es muy importante por diferentes razones. Estas organizaciones prestan servicios esenciales para las sobrevivientes de violencia de género, como refugios, terapia y asesoramiento legal. Contribuyen a cambios en políticas al ser defensores activos y promover políticas más integrales. Y reducen la violencia de género mediante iniciativas basadas en pruebas y enfoques locales.
El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y la campaña «Únete» pretenden no solo concientizar sobre la magnitud del problema, sino también inspirar acciones concretas. La erradicación de la violencia contra la mujer es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y construir un mundo donde todos y todas vivamos libres de miedo y violencia en los lugares donde tendríamos que sentirnos seguros.
Estas iniciativas nos instan a reconocer la imperiosa necesidad de abordar las violaciones sistemáticas de los derechos fundamentales y a ser conscientes de que, en algunos lugares más que en otros, aún persiste un sistema arraigado en las culturas donde predomina un género sobre el otro. Es una llamada a la acción para educar, proteger y promover la dignidad humana en medio de la adversidad. Y, en el caso de las mujeres, en su cotidianeidad.
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