¿Por qué más mujeres significa más democracia?

¿Por qué más mujeres significa más democracia?

Nuestras sociedades son diversas. Por ende, las autoridades electas deben reflejar esta diversidad. La participación de mujeres es un factor clave, trascendental. No para tener mejores presidencias, sino para tener democracias más representativas.

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¿Por qué más mujeres significa más democracia?
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Una mujer presidenta puede, al igual que un hombre, llegar a ser mal gobernante. El género no hace la diferencia en eso. Es importante distinguir el desempeño de cada personaje a la luz de la calidad de la democracia. Una democracia fuerte puede producir malos líderes o malas lideresas. En tal sentido, la institucionalidad democrática debe representar a la sociedad.

«¿Qué tiene que ver?»

El 8 de marzo publicamos un artículo en Diálogo Político bajo el título «Más mujeres, mejor democracia». Pocos textos han generado tanta reacción en esta página, especialmente en su cuenta de Twitter, donde se vieron reacciones positivas y negativas. Sentimos que había muchos argumentos de comentaristas que valen la pena responder. Lo hacemos con este texto.

https://twitter.com/dplatinoamerica/status/1633537974037012502?s=20

Una frecuente crítica en los comentarios fue «¿qué tiene qué ver el género con la democracia?». La respuesta es simple: mucho. Esto se puede explicar con este razonamiento: la democracia representa a la sociedad. La representación democrática necesita diversidad. Así pues, la democracia, los partidos y, en general, las políticas, deben asumirse como un reflejo de la sociedad. En una democracia estable, las mujeres y los hombres deben participar juntos en los procesos de toma de decisiones políticas. Mientras más paritaria sea la representación, mejor.

Es una falacia creer que los gobiernos, solo por ser dirigidos por mujeres, llevan automáticamente a un clima de gobernanza efectiva y eficiente, en comparación con los liderados por hombres. Si así fuera, los debates sobre la paridad serían prácticamente inexistentes. El que una mujer ocupe la presidencia del gobierno no significa que la gobernanza será mejor. No obstante, para la democracia es mejor que tanto mujeres como hombres ocupen todo tipo de cargos públicos en igualdad de condiciones, incluida la presidencia del gobierno. Mientras que esto ocurra de forma paritaria, mejorará la calidad de la democracia porque ofrece un espejo más realista de la sociedad.

Las presidentas

Muchos comentarios a nuestro artículo criticaron la lista de presidentas que han ejercido el cargo en América Latina. Apuntaban a su mala gobernanza. Algunas de estas presidentas han sido duramente cuestionadas por la corrupción en sus gobiernos, otras detenidas y otras destituidas.

En nuestra opinión, muchas de estas críticas están absolutamente justificadas. No por ser mujeres, sino por tener mal desempeño en la gestión del gobierno. Sin embargo, como dice el título del artículo, «Más mujeres, mejor democracia», nuestro objetivo no era hacer una lista de las mujeres cuyo desempeño en la presidencia nos haya gustado de manera especial, sino de las mujeres que han ocupado el cargo presidencial. Porque lo importante es que han sido pocas las presidentas en la región latinoamericana.

Imagínense si publicásemos una lista de todos los hombres que han ocupado la presidencia del gobierno en América Latina. Lo primero que resaltaría es el enorme desbalance en números. Nos demoraríamos varios días en confeccionar dicha lista. E incluiría personajes como Hugo Chávez, Raúl Castro, Daniel Ortega y muchos, muchos más. A estos mencionados, por ejemplo, con justa razón se les criticaría duramente por ser malos presidentes y autócratas, pero no por ser hombres. Para volver al punto, la imaginación de esta lista de presidentes hombres muestra algo evidente: los hombres tienen aún las más altas probabilidades de ocupar el cargo presidencial con respecto a las mujeres. Y esto sí es un problema de fondo para la democracia.

¿Qué se aprende del debate?

A Escandinavia le gusta presumir que las mujeres gobiernan su región en mayor medida, si se la compara con otros lugares. No obstante, mujeres políticas como la primera ministra de Finlandia Sanna Marin expresan repetidamente que se ven reducidas a su género, especialmente en los medios de comunicación. El género, como ya se ha mencionado, no es un indicador de buen o mal gobierno, pero una mayor proporción de mujeres es un indicador de una democracia más representativa. La canciller alemana Angela Merkel, quizás una de las mujeres gobernantes más apreciadas de la historia, ha hablado en términos muy parecidos.

No cabe duda de que la región de América Latina está rodeada de fuertes nubarrones autoritarios. Los relámpagos de la corrupción y las tormentas de la falta de Estado de derecho hacen que el cielo se vea oscuro. Por ello, hemos aprovechado el 8 de marzo para mostrar que la región, afortunadamente, ha dado pasos importantes en materia de representación política igualitaria. Más que en las presidencias, esto se nota en los parlamentos.

En lugar de centrarnos exclusivamente en las críticas a las personalidades de la lista de presidentas, deberíamos fijarnos en el pequeño rayo de sol que se esconde tras la oscuridad. Un rayo de sol que brilla en beneficio de la diversidad en la sociedad. Debemos avanzar hacia mejores democracias, con más representatividad y más mujeres.

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Sebastian Grundberger

Sebastian Grundberger

Coordinador de los países andinos en la Fundación Konrad Adenauer.

Kristin Langguth

Kristin Langguth

Representante adjunta del Programa Regional Partidos Políticos y Democracia en América Latina, con sede en Montevideo, Uruguay.

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