En estos días el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano denegó visas a autoridades políticas de varios países de América porque presuntamente podrían alterar el orden institucional de la isla.

Secretario general de la OEA Luis Almagro – Creative Commons Flickr
Si digo que en Cuba no hay democracia no descubro la pólvora, increíblemente en muchos países del mundo a ese régimen lo consideran democrático y hasta un ejemplo a seguir. Un país en donde no se respetan los derechos más básicos que un ciudadano del mundo pueda tener y en el que se dice que por tener buen nivel de alfabetización o buena salud o que a nadie le falte comida significa que deben resignarse a ello y no luchar por la restitución de sus libertades individuales. Algo tan simple como organizar una reunión política se puede transformar en una sentencia a prisión y hasta terminar como Oswaldo Payá. En homenaje a este luchador por la liberación democrática en Cuba la red de jóvenes por la democracia en América (LAC) otorga un premio que lleva su nombre.
En esta ocasión se iba a galardonar a Luis Almagro, actual secretario general de la OEA y excanciller uruguayo durante el gobierno de José Mujica. También se iba a premiar en forma póstuma a Patricio Aylwin por lo que su hija iba a asistir al encuentro. El tercer invitado fue el expresidente mexicano Felipe Calderón. Estaba prevista también la participación de numerosos jóvenes de países integrantes de la red.
Sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba emitió un comunicado cuyo primer párrafo dice: “Medios internacionales de prensa difundieron en las últimas semanas la intención del Secretario General de la OEA, Luis Almagro Lemes, de viajar a La Habana a fin de recibir un “premio” inventado por un grupúsculo ilegal anticubano, que opera en contubernio con la ultraderechista Fundación para la Democracia Panamericana, creada en los días de la VII Cumbre de las Américas de Panamá, para canalizar esfuerzos y recursos contra gobiernos legítimos e independientes en “Nuestra América”.”
Mi pregunta es, ¿los países integrantes de la OEA, los organismos internacionales y la propia comunidad y gobiernos del resto del mundo deben seguir soportando los embates de este gobierno? Si la protesta era realizada por un “grupúsculo” ¿por qué no dejar que se realizara en forma tranquila y pacífica? Si para el régimen se trataba de un pequeño grupo aislado integrado por una veintena de asistentes e invitados, ¿cuál sería la provocación y el desafío al gobierno? ¿Cuál sería el problema internacional que generaría? Lo que hizo el gobierno cubano fue darle trascendencia a una problemática que se hace presente hace más de medio siglo en la isla. Cada vez somos más quienes reclamamos justicia y que los cubanos puedan elegir si quieren seguir viviendo así o no, pero esta gente le tiene miedo a la democracia. Espero que más temprano que tarde la solidaridad organizada colabore para que el pueblo cubano tenga por fin el lugar que debe tener en el mundo y se incorpore al sistema democrático.