Una madre junto a su hija e hijo van de casa en casa, de un hotel a otro. Huyen aunque no deben nada, y temen porque viven bajo el régimen de excepción de El Salvador, desde hace un año. Parece una extraña jugada a la lógica que alguien decida dejar atrás su vida y convertirse en un nómada dentro de su propio país. Pero esta historia es real, está documentada y lamentablemente es solo una de muchas. La periodista salvadoreña Julia Gavarrete, del reconocido medio El Faro, decidió darle voz, aun en el anonimato, a estas personas y reflejar la situación del desplazamiento forzado, agravada desde el 27 de marzo de 2022, cuando el presidente Nayib Bukele impuso esta medida.
No es fácil contar la huida de una familia que ha perdido todo, por eso Gavarrete tuvo que arriesgar mucho para que la historia saliera a la luz, en medio de las presiones cada vez más fuertes hacia el periodismo independiente. Y este esfuerzo ha sido reconocido recientemente con el Premio Ortega y Gasset.
Un año del régimen de excepción
Fabiola Chambi (FCh): «Una familia que no debe nada huye del régimen de excepción» es el título de tu reportaje. Para entender la dimensión del desplazamiento interno: ¿qué está pasando en El Salvador?
Julia Gavarrete (JG): Sobre este caso en particular hay suficientes pruebas para contar lo atemorizadas que están porque en el pasado vivieron una acusación de la que fueron declarados inocentes, pero en medio del régimen de excepción se dan cuenta de situaciones de otras personas que estaban siendo detenidas, además de amenazas que estaban recibiendo de agentes de la policía, que les lleva a pensar que serían los siguientes. Por eso huyen, porque saben que no podrán demostrar su inocencia. Muchas de las denuncias que nos llegan provienen de organizaciones de derechos humanos que han estimado en dos mil casos de personas que están detenidas y que buena parte podría decirse que son inocentes.
FCh: ¿Por qué dices que la independencia de poderes en El Salvador es una construcción vacía?
JG: Porque en este momento no existe independencia de poderes. Desde 2019 ya teníamos muchísimas muestras de autoritarismo por parte del presidente Bukele pero no fue hasta mayo de 2021, cuando él logra tomar el poder de la Asamblea Legislativa y hay un giro más drástico y una decadencia más acelerada de la democracia. Fue entonces cuando las instituciones dejan de ser independientes, se cambian a magistrados de la Sala de lo Constitucional para imponer a los suyos, también se cambia el fiscal general de la República.
Todo esto ha conllevado a una serie de hechos que están afianzando el poder de Bukele y aún más el régimen de excepción. Y en el caso de demostrar la inocencia, es triste cuando vemos que los jueces, en lugar de garantizar un proceso justo, se están convirtiendo en pasapapeles. Muchos solo hacen los que les piden, que es mantener detenidas a las personas.
Todos hablan de Bukele
FCh: El Salvador ha generado mucha atención luego del exhibicionismo mediático de la megacárcel del presidente Bukele, algunos a favor y otros en contra. ¿Cómo ves este debate?
JG: Los debates que trascienden fronteras tienen mucho que ver con la capacidad de Bukele para poder controlar una narrativa, publicitar un hecho específico y también cambiar totalmente la atención de las cosas que son importantes. Creo que por eso hay muchísimas personas en diferentes países que ven esta medida como una solución que va a resolver nuestros problemas. Pero lo más preocupante es el régimen de excepción, que fue una respuesta a una negociación que se rompió entre Bukele y las pandillas en marzo de 2022.

FCh: Precisamente una investigación de El Faro reveló que el gobierno de Nayib Bukele negoció con la mara Salvatrucha 13 beneficios penitenciarios a cambio de una reducción en el número de homicidios en el país…
JG: Sí, se ha podido confirmar cómo se rompieron estas negociaciones y se dio esa masacre en ese fin de semana tan sangriento en El Salvador, pues tuvo que ver con ese rompimiento de Bukele con las pandillas. Y no eran las primeras; eso también ocurrió en otros momentos. ¿Qué pasa ahora? Sabemos que ha habido negociaciones y que incluso hay líderes pandilleros que están siendo solicitados por crímenes para ser extraditados en Estados Unidos y que han sido trasladados, están fuera del país, porque funcionarios del gobierno se encargaron. Tenemos documentada esa ruta en El Faro. Son muchísimas preguntas que todavía el Gobierno no responde.
FCh: ¿Y cuál es la situación de las pandillas ahora?
JG: En este momento, las pandillas están desarticuladas. Pero eso no quiere decir que han desaparecido. No es que el fenómeno ya no exista. Hay comunidades donde había un fuerte control de pandillas y ahora es todo lo contrario. Eso es una realidad, pero es la realidad de este momento. ¿Qué va a pasar más adelante? Es justamente una de las preguntas que están surgiendo y para las que hemos buscado respuesta de parte del Gobierno.
Periodismo bajo presión
FCh: El presidente Bukele anunció que se presentará a una reelección valiéndose de algunos recursos a nivel judicial. ¿Qué riesgo tiene para El Salvador esta jugada electoral?
JG: Siempre va a haber opiniones encontradas y habrá personas que validen la reelección de Bukele, aunque sea ilegal e inconstitucional. A quienes vemos de manera crítica lo que está pasando nos lleva a acumular muchísima frustración porque sabemos que a El Salvador le costó muchísimo llegar hasta donde está, a construir institucionalidad, a construir una democracia. Si bien era débil e imperfecta, había cierta independencia o garantía, que es algo que ya no existe.
FCh: ¿cómo es hacer periodismo en El Salvador? ¿Cómo se logra trabajar en investigación con la arremetida que se ha visto desde el Gobierno?
JG: A diferencia de lo que pasaba antes, cuando sí había intimidación e incluso amedrentamiento físico, ahora lo complejo que estamos viviendo es que la tecnología se está utilizando en contra del periodismo independiente, del periodismo crítico. Hemos revelado cómo hemos sido espiados con programas sofisticados como Pegasus, que básicamente ha logrado tomar control de la información guardada en nuestros teléfonos. Además, existe muchísima intimidación en redes sociales. En la práctica, si yo sé que estoy siendo espiada, es muy difícil que haya fuentes que comprendan y que quieran abrirse a hablar. Por esa razón, hay que buscar nuevos mecanismos de comunicación.
Proteger la información
FCh: ¿Qué tipo de medidas asumen para tener mayor seguridad?
JG: Tenemos la necesidad de proteger aún más la información. Ahora tomamos muchísimo cuidado sobre qué vamos a decir, cómo lo vamos a decir y cómo esa información va a transmitirse. Por ejemplo, en el caso de una historia como la que publiqué de la familia, a veces, hay personas que no van a tener internet como para bajar aplicaciones de seguridad. Eso nos obliga a tener que buscar otra pieza de comunicación y otras maneras de comunicación, para poder no solo protegernos nosotros, sino también proteger a las fuentes.
FCh: ¿Cómo ves a El Salvador en los próximos años?
JG: Cuando veo hacia el futuro, veo los fuertes retrocesos que hemos sufrido en muchísimas áreas institucionales y me lleva a pensar cuánto tiempo nos va a tomar reconstruir todo lo que hemos perdido. Como ciudadana me lleva a acumular muchísima frustración, pero como periodista creo muchísimo en que esta etapa que vive El Salvador debe ser documentada. Y, si bien no va a generar un cambio tangible en un futuro cercano, puede lograr algo más adelante. El premio a esta historia reconoce muchísimo la voz de las víctimas.
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