COP30: el balance final para América Latina

La cumbre climática en Belén terminó con una sensación de oportunidad perdida. Pese al protagonismo de Brasil, con la Amazonía y los bosques en el centro del debate, la ambición política no logró avances decisivos y evidenció la falta de unificación de las prioridades latinoamericanas.

Por: Lisa Klostermann27 Nov, 2025
Lectura: 5 min.
COP30: el balance final para América Latina
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

La COP30, la conferencia de países impulsada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático estuvo marcada por protestas, pocas resoluciones y la ausencia de líderes clave como Donald Trump. Como asunto central, este encuentro, que exigió un esfuerzo logístico sin precedentes en la Amazonía y que fue duramente cuestionado por fallas en la organización, tuvo como conclusión principal una falta: la de no generar un compromiso claro y vinculante para abandonar los combustibles fósiles, el punto más esperado por expertos y negociadores.

Si bien la coordinación regional latinoamericana ganó visibilidad y algunos gobiernos reforzaron su articulación hacia el futuro, el balance general quedó marcado por la decepción y la falta de un giro político capaz de responder a la urgencia climática.

Las claves

Lo siguiente resume lo más relevante de los acuerdos alcanzados en la conferencia:

La COP30 no logró acordar una hoja de ruta global y vinculante para la eliminación progresiva del consumo de carbón, petróleo y gas. Esta fue una de la principal crítica al resultado final.

¿Pero qué sí se hizo? Se creó el Paquete de Belén para impulsar tasas de reducción de emisiones más ambiciosas, una transición energética justa y la protección de la Amazonía. Se reforzaron plataformas de trabajo en metano, bosques, agricultura sostenible, transporte y ciudades, con seguimiento periódico.

De igual forma, se fijó el compromiso de movilizar US$ 1,3 billones anuales para 2035, priorizando instrumentos que no generen más deuda.

También se determinó la decisión de mutirão (unir manos para el bien común), que incluye instrumentos como la Misión de Belén, destinada a mantener vivo el objetivo de contener en 1,5 grados centígrados el incremento de la temperatura mediante presión política y seguimiento continuo.

Se renovó el Plan de Acción de Género, con más recursos y la obligación de integrarlo en adaptación, financiamiento y pérdidas y daños. Compromiso para combatir la desinformación y reforzar la transparencia y el respaldo científico.

¿Qué ha fallado?

Aunque la COP30 dejó compromisos relevantes y algunos avances técnicos, persiste una sensación de sombras en América Latina. Lo más importante es la imposibilidad de acordar un calendario claro y vinculante parala transición de los combustibles fósiles. La mayoría de los países latinoamericanos votó en contra. La única excepción fue México.

En materia de financiamiento climático, las promesas no cubrieron las necesidades reales de mitigación, adaptación y compensación de pérdidas en los países más vulnerables de la región. La cumbre también puso en evidencia divisiones políticas internas en América Latina. Entre las controversias, destacó la confrontación de Colombia con la conducción del evento, acusando falta de ambición y proponiendo una hoja de ruta alternativa para eliminar los combustibles fósiles. Sin embargo, no obtuvo respaldo.

Posiciones de los países Latinoamericanos

La COP30 evidenció que América Latina no actúa como un bloque unificado. Aunque la región comparte vulnerabilidades en adaptación, bosques y financiamiento, sus prioridades políticas y económicas son muy distintas.

Brasil, como país anfitrión, intentó ejercer liderazgo situando la Amazonía en el centro, pero su ambición climática chocó con la continuidad del desarrollo petrolero y las presiones del sector agroindustrial.

Argentina tuvo una participación discreta y envió señales políticas mixtas, centrada en la estabilización económica. Su decisión, junto con Paraguay y otros países, de añadir notas al pie a la declaración final para limitar el uso del término “género” provocó críticas dentro de la cumbre.

Chile se mantuvo como un actor constructivo, impulsando energías renovables, hidrógeno verde y políticas técnicas de descarbonización.

Colombia adoptó una postura crítica: consideró insuficiente el acuerdo final, defendió una transición acelerada y propuso organizar una conferencia internacional para pactar la eliminación de los combustibles fósiles, lo que intensificó tensiones dentro de la región.

México fue el único país latinoamericano que apoyó un calendario para eliminar gradualmente los combustibles fósiles. Su posición internacional fue más ambiciosa que su realidad interna, que sigue dependiendo fuertemente de hidrocarburos.

En conjunto, la COP30 mostró una región con prioridades divergentes y sin una estrategia común, lo que limitó su capacidad para proyectarse como un frente sólido en un momento clave para la gobernanza climática global.

André Corrêa do Lago, presidente de la COP30. Foto: COP30

¿Qué se puede esperar en el futuro?

Diez años después del acuerdo de Paris, la COP30 en Belém inauguró una nueva fase donde el foco pasa de las grandes declaraciones a la implementación real.  

Mirando hacia la COP31 que se celebrará en Turquía, los países deberán presentar nuevos avances en transición justa, deforestación y ejecución de planes climáticos nacionales, mientras se espera mayor presión social y climática para traducir compromisos en resultados concretos. En América Latina, estos debates serán especialmente relevantes. La región buscará asegurar más financiamiento para adaptación, fortalecer la cooperación amazónica y posicionarse como actor clave en la transición energética global. No obstante, sin unificar una agenda regional de prioridades las posibilidades de incidencia real serán, cuando menos, limitadas.

Lisa Klostermann

Lisa Klostermann

Estudiante de grado en Estudios Europeos en la Universidad de Passau, con enfoque en Ciencias Políticas y Lengua y Literatura Españolas. Practicante en la Fundación de Konrad Adenauer en Montevideo.

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