Ni los jueces, ni la realidad frenan a la coalición del presidente Gustavo Petro en Colombia. Pese a que el Tribunal Superior de Bogotá declaró improcedente la tutela que autorizaba su consulta presidencial, los dirigentes insisten en ir a las urnas y acusan a la oposición de sabotaje. El show sigue aunque el libreto ya suene repetitivo.
El partido de Petro sin Petro
Paradójicamente, el movimiento que llevó a Gustavo Petro a la presidencia ahora intenta sobrevivir sin él. El Pacto Histórico nació en 2021 como una coalición de partidos de izquierda –Colombia Humana, Unión Patriótica, Partido Comunista, Polo Democrático Alternativo, Alianza Democrática Amplia, Movimiento Alternativo Indígena y Social, Partido del Trabajo de Colombia, Unida y Todos Somos Colombia– destinada a consolidar el poder de esta rama política.
Desde entonces se han consolidado como una fuerza política y han buscado fusionarse como partido único. Hoy su mayor dilema es precisamente que esté por fuera el presidente que la inspiró. Mientras el Consejo Nacional Electoral aprobó la creación del partido, dejó por fuera nada menos que a Colombia Humana, el partido del propio Petro, así como a Progresistas y Minga Social. No se aprobó su inclusión porque, según sus estatutos, necesitaban un quórum de 76.315 militantes de 114.381 de los registrados en las votaciones para decidir sumarse como partido único. Al evento sólo participaron 1.280 personas.
Candidatura en búsqueda de un permiso
Sin partido claro y con el reloj electoral encima, el Pacto Histórico se lanzó a buscar por vía judicial lo que no consiguió en las urnas internas: un aval para existir. La exministra Carolina Corcho y el exdirector del Departamento para la Prosperidad Social (DPS) Gustavo Bolívar interpusieron una acción de tutela contra el CNE. En esta solicitaban el reconocimiento de la personería jurídica del “Pacto Histórico – Movimiento Político” como partido sin condicionamiento.
El 25 de septiembre el Tribunal Superior de Bogotá le ordenó a la Registraduría que permitiera a los precandidatos del Pacto Histórico inscribirse para la consulta interna, que tendría lugar el 26 de octubre de 2025, fecha máxima para hacerla. Esto como medida provisional mientras se estudiaba más a fondo.
De inmediato, la coalición anunció a sus tres cartas: el senador Iván Cepeda, la exministra de salud Carolina Corcho y el exalcalde de Medellín, Daniel Quintero. Una foto de unidad forzada tras semanas de negociaciones, en las que aspirantes terminaron declinando a favor de Cepeda. Este se destaca en la izquierda por haber ganado el juicio en contra del expresidente Álvaro Uribe Vélez por soborno en actuación penal y fraude procesal.

Consulta sin piso legal, pero con show
El martes 7 de octubre el Tribunal Superior de Bogotá tumbó la tutela que daba luz verde a la consulta interna. En teoría el proceso quedó sin piso legal, en práctica la coalición decidió ignorarlo. Esa misma tarde hubo una reunión en la Casa de Nariño. Petro, el ministro del interior, Armando Benedetti, y la directora del DAPRE, Angie Rodríguez, trazaron la línea. Y los precandidatos –Cepeda, Corcho y Quintero– repitieron el mantra como si nada hubiera pasado. Es más, desde el Pacto Histórico llamaron la decisión del Tribunal “el mayor golpe a la democracia en años”. Pero, más que un golpe, lo que se ve es un Gobierno jugando al borde del reglamento.
Con varias alternativas legales sobre la mesa –todas lentas–, la opción más adecuada terminó siendo la Registraduría. El 8 de octubre, el registrador delegado en lo Electoral se reunió con los representantes de los partidos Colombia Humana, Comunista Colombiano, Polo Democrático Alternativo y Unión Patriótica. El resultado fue claro: se mantiene la consulta para elegir candidato presidencial de la izquierda, pero bajo otro formato. Ya no es interna, sino, interpartidista, porque fue solicitada por varios partidos.
El 26 de octubre tendrá lugar la consulta; una solución en el corto plazo y un desafío en el largo. Las votaciones, con un valor aproximado de 200 mil millones de pesos (unos 51 millones de dólares), permitirán a los partidos del Pacto Histórico elegir candidato, pero no participar en la consulta del llamado Frente Amplio. En marzo de 2026 se prevé una nueva consulta con más partidos de izquierda y de centro, en la cual quedará por fuera el Pacto Histórico. Llegarán, otra vez, divididos.

La izquierda llegará cansada a 2026
A menos de un año de las elecciones, el Pacto Histórico parece más un campo de batalla que una coalición. Las cifras no ayudan. En junio de 2025 el presidente Petro alcanzó su punto de más bajo de aprobación. El porcentaje de ciudadanos que no está de acuerdo con su gestión llegó al 64% y el desencanto se nota hasta dentro de su propia casa.
Mientras Gustavo Bolívar y María José Pizarro acusan a Daniel Quintero de pactar con la supuesta política tradicional, los demás hablan de unidad, en pasado. Bolívar lo dijo sin rodeos: “Estamos en amenaza real de perder las luchas sociales o de entregárselas a una persona que no las representa, que es el señor Daniel Quintero”.
La oposición observa en silencio, consciente de que esta vez no necesita ganar: le basta con esperar a que el Pacto Histórico se siga desmoronando solo.