Geopolítica de las tierras raras: ¿cuál es el papel de Latinoamérica?

Geopolítica de las tierras raras: ¿cuál es el papel de Latinoamérica?

América Latina ocupa una posición ambigua en cuanto a estos preciados minerales críticos. Posee un gran potencial como reservorio, pero carece de una estrategia que le permita capitalizar esa riqueza en términos de desarrollo, autonomía y sostenibilidad.

Por: Julieta Heduvan28 Abr, 2025
Lectura: 6 min.
Geopolítica de las tierras raras: ¿cuál es el papel de Latinoamérica?
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos con propiedades únicas que, en últimas décadas, cobraron protagonismo por su impacto en la geopolítica. Aunque su descubrimiento no es reciente, su importancia geoestratégica se disparó con el desarrollo acelerado de tecnologías avanzadas y la transición energética global.

A diferencia de otros minerales cuya producción está relativamente diversificada, las tierras raras dependen de una geografía limitada y de una capacidad tecnológica de refinamiento altamente especializada, dominada actualmente por China.

¿Cuáles son estos elementos? Los nombres no resultarán familiares: Lantano (La), Cerio (Ce), Praseodimio (Pr), Neodimio (Nd), Prometio (Pm), Samario (Sm), Europio (Eu), Gadolinio (Gd), Terbio (Tb), Disprosio (Dy), Holmio (Ho), Erbio (Er), Tulio (Tm), Iterbio (Yb), Lutecio (Lu), Escandio (Sc) e Itrio (Y).

Tecnología y desorden global

El nuevo protagonismo de las tierras raras debe entenderse en el marco de tres grandes transformaciones del sistema internacional. Estos son: la aceleración tecnológica, el desorden global creciente y la intensificación de la rivalidad estratégica entre potencias. En este escenario, el control de recursos críticos se ha convertido en una prioridad nacional, tanto para sostener la competitividad económica como para garantizar la seguridad y autonomía estratégica. 

La definición de qué constituye un mineral crítico depende de cada país y sus prioridades tecnológicas, industriales o militares. Así, aunque el litio, el grafito, el níquel y el cobalto no pertenecen al grupo de tierras raras, su rol en la transición energética los convierte en minerales igualmente vitales. Todos estos recursos resultan esenciales debido a su papel en tecnologías de punta: desde turbinas eólicas, autos eléctricos y teléfonos inteligentes hasta sistemas de defensa, satélites, misiles guiados y computación avanzada como la inteligencia artificial.

Precios bajos como estrategia

La competencia por estos materiales es tan estratégica como la carrera por el conocimiento o control territorial. En este terreno, China logró consolidar una ventaja estructural. No solo concentra entre el 60% y 70% de la producción global de tierras raras. También controla cerca del 90% de su procesamiento. Esta posición no es fruto del azar, sino el resultado de una política industrial sostenida que priorizó la captura de eslabones de alto valor agregado y el dominio de tecnologías emergentes.

A lo largo del tiempo, China mantuvo los precios artificialmente bajos, una táctica que desincentiva la competencia internacional y refuerza su posición hegemónica en el sector. A ello se suma su participación directa en proyectos mineros en Asia, África y América Latina, lo que le permite ejercer un control geográfico ampliado sobre las principales rutas de suministro a nivel global.

Esta concentración representa una vulnerabilidad estructural para Occidente, especialmente para Estados Unidos, que externalizó parte significativa de sus capacidades productivas a China en las últimas décadas. Este escenario despertó preocupaciones crecientes en Washington, motivando una agenda activa para asegurar fuentes alternativas de abastecimiento.

No es casual, por ejemplo, el renovado interés estratégico sobre regiones como Groenlandia, Canadá y, en menor medida, América Latina, así como el reposicionamiento de prioridades en el conflicto de Ucrania y el tan discutido acuerdo propuesto por la administración de Donald Trump, que plantea garantizarle a Estados Unidos el acceso preferencial a ese 5% de las reservas mundiales de materias primas críticas que posee el territorio ucraniano a cambio de garantías de seguridad.

Vulnerabilidades: concentración y ambiente

La cadena de suministro de tierras raras está marcada por una doble fragilidad. Por un lado, la concentración geográfica de la producción y el refinado. Por otro, las barreras económicas y ambientales para desarrollar capacidades alternativas. Extraer tierras raras no es solo costoso, sino contaminante. Estos minerales suelen encontrarse junto a elementos radiactivos como el torio y el uranio, y su separación exige el uso de productos químicos tóxicos.

Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), entre 2015 y 2023 la demanda global de tierras raras magnéticas casi se duplicó. Se prevé que la demanda en 2040 podría ser entre tres y siete veces superior a la actual. A pesar de que la AIE considera que el riesgo de déficit de tierras raras es menor que el de otros metales —como el cobre o el litio—, alertó sobre la “extrema concentración geográfica” de los proyectos actuales y futuros de extracción y refinamiento.

En paralelo, existen obstáculos ambientales y sociales que complejizan la expansión de la extracción. Algunos países europeos, como España, poseen reservas de tierras raras, pero las restricciones ambientales impiden su explotación debido al uso de químicos tóxicos y la posible contaminación radiactiva asociada. Esta paradoja —tener los recursos, pero no poder extraerlos— profundiza la dependencia hacia regiones con regulaciones más laxas o gobernanza más débil.

América Latina y lo geoestratégico

La región latinoamericana dispone de un gran potencial para la exploración y aprovechamiento de tierras raras. Si bien estos elementos están distribuidos de manera desigual en el planeta, Brasil se posiciona como el tercer país con mayores reservas a nivel mundial, lo que lo convierte en un actor relevante en la reconfiguración de las cadenas de suministro globales. Además, la presencia de otros minerales críticos —como el litio en Argentina, Bolivia y Chile— refuerza el valor estratégico de la región frente a la creciente demanda global de insumos para tecnologías limpias y digitales.

A pesar del potencial, el desarrollo de proyectos extractivos en Brasil no ha avanzado al ritmo que exige el mercado internacional. Mientras tanto, otros países de la región han comenzado a posicionarse. Chile cuenta con iniciativas de exploración en curso, y República Dominicana ha creado recientemente la empresa pública Minera Dominicana S.A. con el objetivo de fomentar la exploración y explotación de minerales estratégicos.

Incentivo económico

La posibilidad de integrarse a las cadenas globales de suministro representa un incentivo importante para las economías latinoamericanas, muchas de las cuales han profundizado su orientación hacia modelos extractivistas como vía principal para atraer inversión extranjera. Sin embargo, esta estrategia aún enfrenta serias limitaciones. Por un lado, la región arrastra una deuda pendiente en materia de regulación ambiental y social, necesaria para garantizar un desarrollo sostenible. Por otro, las restricciones tecnológicas y de infraestructura impiden, en muchos casos, avanzar hacia una participación más activa y soberana en los eslabones de mayor valor agregado de la cadena productiva.

América Latina, en este contexto, ocupa una posición ambigua. Posee un gran potencial como reservorio de minerales críticos, pero carece de una estrategia regional concertada que le permita capitalizar esa riqueza en términos de desarrollo, autonomía y sostenibilidad.

Aprovechar esta ventana de oportunidad exigirá fortalecer la gobernanza de los recursos naturales, avanzar en capacidades tecnológicas propias y establecer marcos regulatorios robustos que equilibren el aprovechamiento económico con la protección ambiental y el respeto a las comunidades locales. Integrarse de forma estratégica en las cadenas globales de suministro de minerales críticos será uno de los mayores desafíos de la región en un sistema internacional cada vez más competitivo, volátil y fragmentado.

Julieta Heduvan

Julieta Heduvan

Internacionalista y magíster en estudios latinoamericanos por la Universidad de Salamanca. Autora del libro “Paraguay, Política Exterior e Integración Regional. Un recorrido hacia la contemporaneidad” con Intercontinental Editora S.A. (2019). Coordinadora de ALADAA Paraguay.

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