El presidente de Surinam, Chandrikapersad Santokhi, se aproxima a un momento decisivo. El mandatario intentará reelegirse para un segundo período en las elecciones del próximo 25 de mayo. Su discurso se centra en la superación de la crisis económica, que marcó los primeros años de su gobierno, y en la capacidad de su movimiento político, el Partido de la Reforma Progresista, para administrar los petrodólares que ingresarán a partir de 2028.
Al alcanzar el poder en 2020, Santokhi recibió una bomba de tiempo del expresidente Dési Bouterse, que rápidamente introdujo al país en aguas turbulentas. Surinam perdió el acceso al crédito internacional por el elevado monto de la deuda externa. La economía cayó 16% y la inflación se disparó a una tasa anual de dos dígitos altos obligando al gobierno a solicitar la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Fondo acudió al rescate con un programa de asistencia que aprobó el desembolso, en varios tramos, de 688 millones de dólares. Sin embargo, este apoyo vino acompañado de un duro ajuste que recortó los subsidios al combustible y la electricidad, mientras la inflación disparaba el costo de los alimentos. La presión social aumentó y, en febrero de 2023, estalló una ola de protestas por el alto costo de la vida. Santokhi logró contenerlo mediante el diálogo con sindicatos, empresarios y partidos políticos.
Tras el duro ajuste, Surinam comenzó a estabilizarse. En abril de este año, el FMI afirmó que “los objetivos del programa se han logrado en términos generales”. Destacan el crecimiento económico, la reducción de la inflación, la disminución de la deuda pública y el fortalecimiento de la autonomía y gobernanza del banco central, que contribuyó a la recuperación de la confianza de los inversores.
Las proyecciones del FMI indican que la economía crecerá entre un 3% y un 4% este año. En enero la inflación acumulada en doce meses se redujo al 9,1%, su nivel más bajo desde 2019. Asimismo, la reestructuración de la deuda externa permitió ampliar los plazos de pago y aliviar la presión sobre las finanzas del gobierno.
El sistema de votación
Los surinameses eligen a 51 parlamentarios en las elecciones legislativas. El partido que logra el respaldo de dos tercios del Congreso, mediante alianzas o con sus propios votos, tiene la facultad de nombrar al presidente del país.
En 2020, el partido de Santokhi obtuvo 20 escaños, mientras que el Partido Nacional Democrático, liderado por el entonces presidente Dési Bouterse, consiguió 16. Para formar gobierno, Santokhi logró el apoyo de partidos más pequeños, como Liberación General y Desarrollo.
Por primera vez, en las próximas elecciones los surinameses votarán por listas de candidatos aplicables a todo el país. Antes, el sistema electoral estaba dividido en circuitos y cada uno elegía sus propios parlamentarios. Con este cambio, todos los electores podrán votar por los mismos candidatos, sin importar dónde residan.
El nuevo sistema electoral podría generar transformaciones significativas. Al adoptar una lista nacional y un esquema proporcional, los partidos más pequeños tendrán las mismas oportunidades. Esto podría derivar en un parlamento más diverso.
La sombra de Bouterse
El Partido Nacional Democrático, principal fuerza de oposición de tendencia izquierdista, buscará regresar al poder en las próximas elecciones. Su líder y fundador, el expresidente Dési Bouterse, falleció el pasado 25 de diciembre. Por lo que, hay incertidumbre sobre si su legado será una ventaja o una carga para Jennifer Simons, la exparlamentaria que ahora dirige el partido y aspira a la Presidencia de la República.
A los 34 años, con el grado de sargento mayor del Ejército, Dési Bouterse encabezó un golpe de Estado en 1980 y gobernó Surinam hasta 1987, cuando se vio obligado a dejar el poder debido a una intensa presión internacional. En 1990 regresó al gobierno mediante otro golpe y ejerció la Presidencia durante un año. Dos décadas después, en 2010, logró ser elegido democráticamente y permaneció en el cargo hasta 2020, tras obtener la reelección en 2015.
Carismático y con una gran popularidad, en 2019 Bouterse recibió una condena de 20 años de prisión por el asesinato de abogados, periodistas, empresarios y militares en diciembre de 1982. Tras apelar, el fallo fue ratificado en 2023, pero no se entregó a las autoridades y se mantuvo en la clandestinidad hasta su muerte. En 1999 un tribunal de los Países Bajos —la antigua potencia colonial de Surinam—lo sentenció en ausencia por tráfico de drogas.

Petrodólares en camino
El descubrimiento de petróleo, que genera expectativa de un inminente período de prosperidad, comenzó a influir en el tablero político. Esto podría beneficiar a los 680 mil surinameses; 17% vive bajo la línea de pobreza.
En octubre de 2024, la multinacional francesa Total Energies anunció inversiones por 10.500 millones de dólares en Surinam para explotar un bloque aguas afuera con capacidad de generar 200.000 barriles diarios de petróleo. Comenzarán a exportarse a partir de 2028.
Santokhi, en su rol de presidente y candidato, creó un programa en el que los ciudadanos pueden registrarse para recibir, a partir de 2028, “un beneficio libre de impuestos proveniente de los futuros ingresos petroleros”.
El FMI destaca en su último reporte que “hay un corto período de oportunidad para establecer instituciones que garanticen que esta nueva riqueza se administre bien, con altos niveles de transparencia y rendición de cuentas”.
Washington y Pekín
China consolida su presencia en Surinam a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que el país adoptó en 2018. Empresas chinas participan activamente en proyectos de infraestructura y siguen involucradas en la reactivación del sector de la bauxita. Además de la construcción de un puente que conectará Surinam con Guyana. Como mayor prestamista del país, Pekín mantiene una influencia significativa sobre la economía surinamesa.
Con el objetivo de contrarrestar esta expansión china en el Caribe, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha impulsado una estrategia de acercamiento con Guyana, Surinam y Trinidad, tres naciones con importantes reservas de petróleo y gas. En marzo, Rubio visitó Surinam y afirmó: “El presidente Trump quiere dejar claro que si usted es amigo, aliado y socio de Estados Unidos, esto beneficia a su país y a su gente, y queremos participar en esta alianza”.
Tras las elecciones presidenciales, Surinam no solo deberá administrar con eficiencia su riqueza petrolera; gestionar con equilibrio sus relaciones con Washington y Pekín será crucial.