La innovadora cumbre del clima de Joe Biden

La innovadora cumbre del clima de Joe Biden

¿Puede Estados Unidos, con su pretensión de liderazgo, marcar la pauta en la protección internacional del clima? La reincorporación al Acuerdo del Clima de París es un signo promisorio.

La innovadora cumbre del clima de Joe Biden
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha invitado a más de 40 jefes de Estado y de Gobierno a una cumbre virtual del clima. Durante su campaña electoral, Biden declaró que la protección climática es una prioridad en su agenda política. Este evento marcará un precedente en el futuro rol de Estados Unidos en la política climática internacional. A continuación, se resume cómo se percibe la reivindicación de liderazgo de EUA con respecto a la protección del clima en América Latina.

La elección de Joe Biden como 46º presidente de los Estados Unidos provocó el entusiasmo de activistas ambientales en todo el mundo. Incluso antes de su victoria, Biden declaró durante su campaña electoral que la protección del clima era una prioridad en su programa político. Poco después de su elección, Biden nombró a un equipo de expertos en temas de clima y medioambiente como parte de su personal de asesores. Además, nombró al ex secretario de Estado John Kerry, que también es miembro del Consejo de Seguridad Nacional, como enviado especial para el clima. Una decisión que evidencia la influencia de los impactos del cambio climático en la seguridad nacional.

Efectos del cambio climático

Para luchar contra el cambio climático y sus efectos, el presidente Biden no solo ha anunciado numerosas y ambiciosas medidas a nivel nacional, como por ejemplo conseguir que Estados Unidos sea neutral en cuanto a emisiones de carbono para 2050. Uno de los primeros actos del nuevo presidente electo fue nuevamente adherir a Estados Unidos al Acuerdo de Paris, del cual se había retirado durante el mandato presidencial de su predecesor. Esto ha creado una gran expectativa en la comunidad internacional con respecto al compromiso de Estados Unidos en la diplomacia climática internacional.

A continuación, se ilustra cómo se articulan concretamente estas expectativas en América Latina. Una vez más queda claro que la política climática y medioambiental no puede separarse de la política comercial y económica internacional. Tiene implicaciones geopolíticas que pronto podrían evidenciarse, por ejemplo, en una reorganización entre los Estados del G20.

América Latina

Después de una era de hielo de cuatro años, numerosos líderes latinoamericanos ofrecen ramas de olivo hacia Washington. Con la nueva Administración estadounidense, América Latina espera una vuelta al multilateralismo y nuevas inversiones directas. Estas podrían beneficiar a la región, que se ha visto particularmente afectada por la crisis económica provocada por la pandemia de covid-19. La actitud entusiasta de muchos países hacia la nueva administración estadounidense también es evidente en el ámbito de la política climática.

Desde que Biden asumió el cargo, varios jefes de Estado y de Gobierno han defendido públicamente que América Latina debería convertirse también en el principal foco de atención de Estados Unidos en cuestiones de alianzas de políticas climáticas. En las primeras llamadas telefónicas bilaterales, varios presidentes mostraron su voluntad de perseguir conjuntamente los objetivos acordados en el Acuerdo de París. Esta narrativa coincide con una serie de declaraciones nacionales y regionales, ya planteadas en 2020 para transformar a América Latina en una región sostenible y ambientalmente consciente. Sin embargo, debido a la pandemia, pocos países han logrado actualizar sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) acordadas en el marco del Acuerdo Climático de París y cumplir así con sus compromisos en el campo de la política climática.

Cooperación en el continente

Los puntos concretos de contacto para intensificar la cooperación entre América Latina y Estados Unidos podrían surgir sobre todo en el ámbito de las energías renovables, ya que la promesa del presidente Biden de crear nuevos puestos de trabajo a nivel nacional en el sector de la energía sostenible y de superar a China a nivel internacional como proveedor de tecnología podría materializarse a través de las relaciones con América Latina. Esta región lleva tiempo experimentando una transformación de su política energética: Costa Rica y Uruguay obtienen hasta el 95 % de su electricidad a partir de fuentes renovables. En Chile ha despegado la producción y exportación de hidrógeno, y otros muchos países están en proceso de reorientación hacia el uso a largo plazo de las energías renovables, especialmente en los sectores del transporte y la electricidad.

En este contexto, América Latina se ha convertido en el principal mercado chino de autobuses eléctricos y paneles solares, y seguirá teniendo una gran demanda de nuevas tecnologías, sistemas de almacenamiento de baterías y sistemas de energía renovable en el futuro. Aunque está por verse hasta qué punto el Gobierno estadounidense aumentará realmente su participación en la financiación internacional del clima y son precisamente los mecanismos de financiación internacional y la inversión directa estadounidense los que podrían desempeñar un papel clave en el establecimiento de las tecnologías necesarias en América Latina. Dado que China es un actor importante en la región en cuanto a la producción de energía y el suministro de tecnología, una mayor participación de Estados Unidos podría tener beneficios geopolíticos para la nueva administración.

Acuerdo de París

Al mismo tiempo, la reincorporación al Acuerdo de París y la intención de la administración Biden de centrar la política exterior en la lucha común contra el cambio climático podrían suponer una presión económica para algunos países latinoamericanos si no cumplen sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero y si no emprenden proyectos para combatir el cambio climático. Estados Unidos es uno de los socios comerciales más importantes de muchos países de la región. Argentina, México y Brasil pertenecen al G20; por ello, el anuncio de Biden de reforzar los mecanismos de ajustes fiscales en frontera y los criterios de política climática en las relaciones comerciales, especialmente con los países del G20, se percibe con gran tensión en la región.

El mayor potencial de conflicto es, sin duda, con México y Brasil, que son los países con la mayor emisión de gases de efecto invernadero de la región. Las políticas energéticas retrógradas del presidente mexicano Andrés López Obrador han provocado los primeros desacuerdos con empresas estadounidenses y han suscitado preocupaciones sobre el cumplimiento del acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés). Brasil, por su parte, volverá a enfrentarse a la cuestión de la Amazonia con la nueva administración estadounidense. Biden y el presidente brasileño Jair Bolsonaro ya se enfrentaron durante su campaña electoral. Biden amenazó con sanciones económicas si Brasil no tomaba medidas contra la deforestación de la selva amazónica.

Efecto invernadero de la región

En vísperas de la cumbre climática convocada por Estados Unidos en 2021, el enviado especial para el clima, Kerry, envió un mensaje contundente a Brasil. Subrayaba su convicción de que «Brasil controlará su deforestación». Bolsonaro ha mostrado una disposición inicial y vacilante a cooperar. Pero está por verse cómo abordará Brasil la nueva reivindicación de liderazgo de Estados Unidos con respecto a la protección del clima y el medioambiente. Al mismo tiempo, la atención de Estados Unidos sobre la Amazonia podría servir también para incentivar a otros países amazónicos a formar nuevas asociaciones con Estados Unidos.

Tras la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París bajo el mandato del expresidente Trump, tanto México como Brasil parecen no haberse sentirse presionados a cumplir con sus compromisos internacionales. Durante un breve periodo, Brasil incluso amenazó con retirarse del propio Acuerdo, y México dio marcha atrás en su reforma energética para seguir dependiendo de los combustibles fósiles. Ahora que Estados Unidos ha anunciado su objetivo de neutralidad climática para 2050, estos países ya no parecen tener excusa para aplicar políticas climáticas retrógradas.

Política de Trump

La nueva narrativa de Estados Unidos sobre clima y medioambiente será seguida de cerca en toda América Latina con una mezcla de entusiasmo y tensión. Simultaneamente la región enfrenta el reto de mitigar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. Esto ha hecho retroceder las ambiciones de la política climática.

Si Estados Unidos utiliza su liderazgo en el marco climático como medida de coacción económica para obligar a los países de Latinoamérica a tomar más medidas climáticas, será necesaria una recuperación económica sostenida en América Latina. La región tiene un gran potencial para convertirse en pionera en la protección del clima y las energías renovables. Para poder explotar realmente este potencial, son necesarias sobre todo las condiciones del marco normativo, junto con un intercambio activo intra e interregional.

Parece que la narrativa sobre el clima de la recién elegida administración estadounidense puede tener un efecto favorable sobre los esfuerzos de América Latina. Queda por ver si la reivindicación de liderazgo de EUA será utilizada por la sociedad civil de Latinoamérica para ejercer presión política sobre sus gobiernos. Puede que Brasil y México no sean los únicos interesados en realizar cambios en sus políticas medioambientales para mantener las relaciones bilaterales con Estados Unidos. La cumbre climática podría, por un lado, proporcionar una primera información sobre la seriedad de los pronunciamientos de Estados Unidos. Por otro lado, mostrar si las esperanzas de América Latina de un renacimiento de las relaciones (climáticas) se harán realidad.

Reincorporación al Acuerdo de París

La reincorporación de Estados Unidos al Acuerdo de París fue recibida positivamente en todo el mundo, pero también está vinculada a diversas esperanzas y expectativas.  Mientras que en los países del G20 la renovada reivindicación de Estados Unidos de liderar la política climática no puede considerarse aisladamente de las implicaciones de la política comercial, la atención en Asia y el Pacífico se centra particularmente en la relación política y económica entre Estados Unidos y China. En estas la política climática y medioambiental ha desempeñado durante mucho tiempo un papel destacado. En América Latina, el cambio de rumbo de la política climática de Estados Unidos podría presionar a varios países para que emprendan estrategias nacionales de protección del clima y se comprometan a cumplir normas medioambientales más estrictas.

¿Liderazgo internacional de Estados Unidos?

Hasta ahora, la reivindicación de liderazgo internacional de Estados Unidos sólo se ha manifestado en su reincorporación al Acuerdo Climático de París. Aparte de una serie de ambiciosas medidas nacionales, el presidente Biden no ha realizado ningún compromiso financiero concreto a nivel internacional. Tampoco se han adoptado hasta ahora planes concretos de mecanismos comerciales con un componente climático o medioambiental. Por ello, se espera con gran expectación la cumbre del clima anunciada por Estados Unidos. Fueron invitados más de cuarenta jefes de Estado y de Gobierno. Estados Unidos ha anunciado que presentará sus NDC actualizados en la cumbre.

También se espera que Estados Unidos haga declaraciones concretas sobre sus ambiciones internacionales de protección del clima en esta ocasión. Por tanto, esta cumbre del clima marcará la pauta del futuro papel de Estados Unidos en la política climática internacional.

Versión abreviada del informe publicado el 20 de abril de 2021 en la página web del Programa Regional Seguridad Energética y Cambio Climático en América Latina (EKLA)
Traducción: Laura Rubio, pasante en la oficina KAS Montevideo.

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Anja Berretta, Daniela Diegelmann, Dr. Christian Hübner y Nicole Stopfer

Anja Berretta, Daniela Diegelmann, Dr. Christian Hübner y Nicole Stopfer

Directores respectivos de los programas regionales de Cambio Climático y Seguridad Energética de la Fundación Konrad Adenauer para África Subsahariana, África del Norte y Medio Oriente, Asia y Pacífico, y Latinoamérica.

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