Cambio climático: pensemos global, actuemos global

Cambio climático: pensemos global, actuemos global

Claves del nuevo informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático sobre la perspectiva global.

Por: EKLA -KAS16 Ago, 2021
Lectura: 6 min.
Cambio climático: pensemos global, actuemos global
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El calentamiento global afectará severamente nuestra vida. Este artículo analiza las claves y conclusiones del nuevo informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC).

Contundente

Así se podría resumir el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, titulado Cambio climático 2021: bases físicas publicado el lunes 9 de agosto del presente año. El estudio fue realizado por más de doscientos científicos, de los cuales el 41 % son de países en vías de desarrollo, que analizaron más de 14.000 publicaciones científicas. Para los que han seguido el trabajo del IPCC, las conclusiones podrían parecer historia conocida. Dicho esto, es el primer informe que de manera categórica indica que el calentamiento global se debe a la actividad humana, mención explícita de suma importancia, dada la narrativa siempre cautelosa del IPCC en este tipo de informes.

Además, también pronostica que la barrera de los 1,5 °C la superaremos inclusive en el pronóstico «más optimista» en alrededor de veinte años, dos décadas que son la mitad del tiempo de una generación o lo que duran cinco Juegos Olímpicos. Ese será el tiempo para que la temperatura del planeta se eleve (como mínimo) 1,5 °C y ocasione cambios irreversibles en muchos casos (como la elevación de los océanos o el derretimiento del Ártico) y que será a escala global, valga la redundancia, porque los efectos alcanzarán a todos los rincones del planeta.

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En los minutos siguientes a la publicación del informe, las salas de prensa y las redes sociales se llenaron de posteos, notas y opiniones que remarcaban con signos de admiración, hashtags y enlaces la emergencia en la que nos encontramos. Innegable sigue siendo la sensación del cierto desamparo ante lo inevitable. Sin embargo, aún es posible revertir la situación y con esto reducir el impacto a través de acciones contundentes, persistentes y ambiciosas para tener reducciones rápidas y sostenidas en la emisión de gases de efecto invernadero y crear estrategias amplias de adaptación.

Latinoamérica y el Caribe

¿Por qué debería interesarnos esto en Latinoamérica y el Caribe? La región está llamada a ser un actor principal en la geopolítica mundial en lo venidero sobre el cambio climático. Si bien solo aporta alrededor del 8 % de emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) —México y Brasil son los mayores emisores y únicos países que están en el top 20 de naciones emisoras, muy por detrás de China y Estados Unidos—, es por la biodiversidad, dependencia de los recursos naturales, conflictos sociales y problemas económicos que la región es y será fuertemente afectada por los efectos de las lluvias, sequías y huracanes, para mencionar algunos de los eventos. Sin embargo, esos mismos recursos de los cuales dependemos directamente pueden y deben sumarse a las estrategias de mitigación y adaptación que van desde la intensificación en la transición energética hasta la conservación y aumento de sumideros de carbono, amén de la conservación de la biodiversidad y la revalorización de los pueblos indígenas. Estos últimos, como guardianes del bosque, deberían tener un lugar en la mesa de las decisiones creativas porque en sus saberes ancestrales se pueden encontrar soluciones de rápida y sostenida ejecución, así como en la lucha contra la deforestación. Muchas veces innovar es volver atrás y rescatar la memoria.

Sabemos que no existe una bala de plata. El reto que afrontamos requiere de múltiples estrategias que se adapten a la circunstancia propia de los países, bajo la premisa de objetivos comunes, pero diferenciados, e integrarnos como una gran región que se posicione en el mundo como fuente de soluciones, no de problemas. Para evitar caer en un pesimismo paralizante es bueno recordar que existen ideas y soluciones en la región: desde todos los campos del pensamiento y la academia, con la economía circular y herramientas como el precio al carbono y la tecnología cada vez más presente con propuestas como el blockchain y la inteligencia artificial. Del mismo modo, las soluciones basadas en la naturaleza han tenido un auge significativo en varios países, más cercanas al campo que a la interfaz. Y el impulso al hidrógeno verde y la mejora en la eficiencia energética de productos están ganando campo, desde el sector privado hacia una creciente presencia de oportunidades legislativas.

Sociedad civil

Tampoco debemos olvidar que la sociedad civil, en su mayoría representada por movimientos juveniles y organizaciones ambientales, está aumentando la consciencia y los conocimientos sobre los retos y las oportunidades del cambio climático. En la política, la promulgación de leyes y acuerdos nacionales e internacionales, así como el fortalecimiento de ministerios dedicados al ambiente y la energía, ha visto una narrativa cada vez más contundente. Estas son solo algunas de las soluciones que ya existen y que en mayor o menor medida se encuentran moviéndose en nuestra región.

Pero entonces ¿qué falta?, ¿en qué estamos fallando? Estas son preguntas que pueden tener múltiples respuestas y que tratamos de resolver desde nuestro trabajo en la Fundación Konrad Adenauer, pero digamos que uno de los principales es la voluntad política de ejecución: implementar las mismas normas y acuerdos que se promulgan, y a través de la medición, corrección y mejora continua, generar círculos virtuosos y ambiciosos de sostenibilidad que se contagien entre países e integren en toda la región. Sin duda, es necesaria la cooperación entre países y entre sectores, sea desde la integración regional como desde las alianzas entre la ciencia y política y sector público y privado, para generar relaciones simbióticas de beneficio para todos.

Una gran solución

Repetimos, Latinoamérica no es un gran problema, pero puede ser una gran solución. Tenemos una geografía accidentada pero rebosante de recursos con identidades sociales que nos vinculan desde Tijuana hasta la Tierra de Fuego con más similitudes que diferencias.

El informe del IPCC se publica en un momento en el cual el covid-19, un virus que todo indica que fue de origen zoonótico, dada nuestra turbia relación con los ecosistemas y sus especies, ha puesto en la mesa de debate el llamado retorno sostenible, idearios políticos que por el momento son más intenciones que acciones, y que con los resultados de este informe deberían tomar fuerza para dar el salto de lo discursivo a la acción.

Debemos interiorizar la solidaridad intergeneracional como motor, hacer lo que nos corresponde y dejar la posta a las siguientes generaciones que continúen el trabajo. Es el momento de ampliar el mensaje «piensa global, actúa local» a uno que nos involucre a todos en el nosotros: «pensemos global, actuemos global». Tenemos veinte años. Caminemos hacia la sostenibilidad, pero a pasos firmes.

Informe de Giovanni Burga (coordinador de proyectos) y Nicole Stopfer (directora), del Programa Regional Seguridad Energética y Cambio Climático en América Latina (EKLA-KAS)

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