Los resultados de la primera vuelta electoral en Chile confirman que hay un ambiente electoral que favorece más a la oposición que a la continuidad del oficialismo de Gabriel Boric. José Antonio Kast, candidato del Partido Republicano, tendrá otra chance, en el balotaje, para llegar a La Moneda.
En la disputa presidencial, en el bloque de la derecha, Kast (23,9%) se impuso a Johannes Kaiser (13,9%) y Evelyn Matthei (12,5%). Los tres candidatos, con diferentes expresiones ideológicas de derecha, suman el 50% de los votos. Si bien los traspasos de un candidato a otro no son mecánicos, la rápida alineación de Kast, Kaiser y Matthei permite prever un ordenamiento del sector frente al gobierno y su candidata presidencial.
La sorpresa de la noche
Franco Parisi, y su Partido de la Gente, fue una de las principales noticias de la jornada electoral. Al igual que en la elección presidencial de 2021 terminó en tercer lugar, obteniendo esta vez más de 2,5 millones de votos (19,7%). Con este apoyo, se transforma en actor relevante para la segunda vuelta.
Parisi representa a votantes difíciles de clasificar en el eje izquierda–derecha. En su buena performance hay una mezcla del efecto del voto obligatorio y la debilidad de los bloques más tradicionales. Además, tiene un discurso que simplifica temas económicos y ofrece soluciones directas a los problemas de la ciudadanía.
Si sus votos se sumaran al bloque liderado por Kast, la oposición al gobierno logra más del 70% de los votos.

Debilidad de la candidata oficialista
Jeannette Jara pasó en primer lugar al balotaje, pero con un porcentaje inferior a las expectativas que se habían creado en su propio sector, solamente con una ventaja de 2,93% sobre Kast. Con el 26,9% de las preferencias, su rendimiento fue inferior a otros hitos electorales recientes de la izquierda, como la aprobación de la Constitución de 2022 (38%) y la aprobación promedio del presidente Boric (alrededor del 30%).
Un elemento problemático para Jara es que no tiene mucho margen para crecer. El apoyo que podrían otorgarle otros candidatos presidenciales más a la izquierda es magro, porque alcanzaron votaciones muy menores. Ese eventual respaldo no es suficiente para que sea competitiva. Por ende, debería apuntar su discurso a votantes de Parisi, incluso de Kaiser, para triunfar el próximo 14 de diciembre.
Durante esta campaña se ha repetido con frecuencia que el piso de Jeannette Jara es al mismo tiempo su techo, por la fidelidad de sus votantes duros y las proyecciones de crecimiento. Por lo que, debería ocurrir algo muy significativo durante estas semanas para que venciera a Kast en la segunda vuelta.

Un congreso nuevamente dividido
Los resultados de este domingo a nivel parlamentario muestran que Jeannette Jara y José Antonio Kast no contarían con mayorías propias para gobernar y que cada cámara tendrá una dinámica de poder distinta. Además, está el factor de la fragmentación e indisciplina parlamentaria que – sin reformas políticas a la fecha – amenaza con mantenerse. Estos temas son cruciales pensando en términos de alianzas futuras, gobernabilidad y el cumplimiento de agendas y programas prometidos.
Por un lado, las dos listas del oficialismo obtuvieron 64 diputados, lo que representa un poco más del 40% de escaños en la cámara baja, perdiendo fuerza respecto a su actual presencia. De la misma manera que ocurre con Jara, no hay partidos para formar nuevas alianzas que puedan mejorar la posición legislativa de la izquierda en los próximos cuatro años.
En la oposición, Republicanos, Libertarios y Socialcristianos (42), Chile Vamos y fuerzas de centro (34), llegan a 76 representantes, a dos bancas del 50% de los escaños en la Cámara de Diputados. De todas maneras, el porcentaje de votos de las derechas es un resultado histórico para el sector.
Con estos resultados, el incentivo a constituir una gran coalición de derecha es menos atractiva, porque el esfuerzo de coordinar partidos distintos no se vería retribuido con esa anhelada mayoría. En esta línea, es más realista pensar que se establecerán mecanismos de cooperación legislativa entre los partidos más radicales de derecha y los partidos de derecha más tradicionales, que en esta elección perdieron su predominio en el sector.
El poder del Partido de la Gente
En este contexto, resurge una fuerza política que puede ser fundamental en el siguiente Congreso Nacional. El PDG ganó 14 diputados y su rol será dirimente para inclinar la balanza más hacia la derecha o más hacia la izquierda, independiente de quién llegue al palacio de gobierno. El PDG puede convertirse en el partido más relevante del sistema político a nivel legislativo si exhibe una disciplina mayor a la que tuvo entre 2022 y 2025.
Asimismo, la Cámara de Diputados y el Senado tendrán papeles distintos al de esta legislatura. Un posible bloque legislativo, no político, que vaya desde el PDG hasta los partidos de derecha en ciertas votaciones en la Cámara, podría ser contrapesado en el Senado, que en principio estaría equilibrado (50% – 50%), con varios independientes decisivos. Así, el Senado sería el espacio de contención de las izquierdas en cuanto a lo legislativo, de la misma manera que lo fue para las derechas y el centro político en este gobierno.
En esta primera vuelta los dos candidatos que pasan a la elección final llegan sumados al 50% y ninguno sobrepasa el 30%. Es la misma realidad que vimos en la elección presidencial de 2021. Esto significa que el ganador de la segunda vuelta se impone con muchos votos prestados de otros retadores. Dicho elemento es clave para entender el nivel de adhesión con el cual se iniciará el futuro gobierno y las expectativas en relación a su gestión.

