Tamara Taraciuk: Hoy defendemos derechos que dábamos por sentados

Tamara Taraciuk: Hoy defendemos derechos que dábamos por sentados

Entrevista a la directora para las Américas de Human Rights Watch, sobre los desafíos de la defensa y monitoreo de los derechos humanos en Latinoamérica.

Por: Adriana Amado16 Jun, 2022
Lectura: 8 min.
Tamara Taraciuk: Hoy defendemos derechos que dábamos por sentados
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Pocas personas han trabajado tanto en la defensa de los derechos humanos en Latinoamérica como Tamara Taraciuk. La actual directora interina para las Américas de Human Rights Watch (HRW) ha participado en la observación y documentación de diversos procesos de la región.

En la reciente Cumbre de las Américas se abordó uno de ellos con el acuerdo sobre migración suscrito en Los Ángeles por varios países. Sin embargo, América Latina presenta múltiples retos en la materia. Diálogo Político conversó con Taraciuk sobre los problemas más urgentes en el continente.

En el último reporte de HRW se habla de un retroceso de los derechos humanos en la región. ¿Cuáles derechos han retrocedido?

América Latina hoy está en uno de los momentos más complicados para la democracia. Hemos luchado mucho durante años para conseguir espacios democráticos que dimos por sentados en algún momento y hoy nos encontramos defendiéndolos. En los casos extremos es evidente, como cuando hablamos de Venezuela, Cuba, Nicaragua, donde hay dictaduras en el ejercicio del poder. Pero también me refiero a casos en que llegan gobernantes a través de elecciones democráticas y, una vez en el poder, les dan la espalda a garantías elementales. Van en contra de la independencia judicial, del trabajo de la prensa independiente, dificultan el trabajo de la sociedad civil. Estamos ante un escenario muy complicado en materia de garantías democráticas en la región. 

Derechos sin fronteras

Muchos gobiernos que asumen con legitimidad popular son los que desconocen cuestiones básicas de derechos humanos.

Algo que nos muestra la realidad actual de América Latina es que no tiene que ver con ideologías, ni con derecha ni con izquierda. Hay gobernantes que llegan al poder y van a en contra de la independencia judicial o la prensa o la sociedad civil independiente y siguen un mismo libreto autoritario. Gente como Bolsonaro en Brasil, Bukele en El Salvador y también López Obrador en México vienen de partidos e ideologías totalmente distintas. Este libreto autoritario que amenaza la democracia en la región no tiene que ver con ideologías políticas.

Lo central es entender que cuando hablamos de derechos humanos estamos hablando de principios fundamentales que no tienen fronteras. Cuando hablamos de problemas de derechos humanos no debería importar si la víctima o el victimario es de derecha o de izquierda, sino cuáles son los hechos y qué es lo que está pasando. Desgraciadamente, eso no ocurre muchas veces en América Latina. Vemos políticas exteriores que son ideologizadas o, a veces, erráticas o inconsistentes, donde no hay claridad en el punto de partida. Se trata de un principio elemental que se debería aplicar a todos por igual.

Hoy defendemos derechos que dábamos por sentados

Limitaciones a la prensa

¿Cómo impactan las limitaciones que tiene la prensa? ¿Lo podríamos plantear como un avance sobre los derechos humanos?

Cada país es un mundo distinto y vemos que esto se evidencia de maneras diferentes. En Brasil hemos visto, por ejemplo, procesos penales de individuos allegados al Gobierno, en contra de periodistas. O que el propio presidente Bolsonaro bloquea en Twitter a individuos que lo critican. Eso genera dificultad para acceder a información pública y demuestra un nivel de intolerancia alto.

En el caso de México tenemos, por un lado, uno de los índices más altos de asesinatos contra periodistas. Esto no se lo podemos atribuir a las autoridades, pero ocurren en un clima de violencia muy fuerte en el país. Entonces lo que sí le podemos atribuir al gobierno de López Obrador es un clima de hostilidad hacia la prensa independiente. El propio presidente tiene un programa diario, conocido como Las mañaneras, que tiene una sección que se llama «Quién es quién de las mentiras». Muchas veces, en este segmento de su programa se dedica a cuestionar el trabajo de la prensa independiente que lo criticó o que publica información comprometedora.

Hay un abanico de cosas que ocurren en este tipo de países que son preocupantes. Porque la prensa independiente jugará un papel elemental para mostrar qué es lo que ocurre y la obligación del Estado es facilitar un ambiente donde estas discusiones se den. Nuestra postura —que es la que creo que debería prevalecer— es que cuanta más información, mejor. Y si no te gusta lo que están diciendo, debes responder con argumentos y con información. No cerrándole la puerta a quien dice algo distinto de lo que quieres escuchar.  

Participación cívica

¿Cuánto ha ayudado a la toma de conciencia de los derechos humanos la participación cívica desde las redes sociales?

Yo creo que las redes sociales son una fuente esencial para difundir información, sobre todo, en contextos más represivos. En el caso de Venezuela, por ejemplo, la gente se entera de mucho de lo que pasa, a través de las redes sociales. Porque la prensa independiente ha sido fulminada por las autoridades que responden a Maduro. En ciertos espacios es una fuente de información inagotable. Eso también tiene su riesgo porque circula cualquier cosa. Entonces, hay que tener criterio para ver qué tipo de fuentes de información se siguen, y que sean verídicas.

Las redes sociales también han sido usadas para atacar al mensajero. Esto se ve claramente en el caso de El Salvador. El presidente Bukele, un presidente millennial que gobierna por Twitter, se dedica a cuestionarme a mí, personalmente, y a muchos otros defensores de derechos humanos por lo que decimos. Eso desata una avalancha de críticas, insultos y reacciones de bots y de partidarios del Gobierno en contra de quienes dicen cosas que el Gobierno de Bukele no quiere escuchar.

Manifestaciones en Formosa (Argentina) contra la cuarentena. Cortesía: Gabriela Neme
Manifestaciones en Formosa (Argentina) contra la cuarentena. Cortesía: Gabriela Neme

Verificación de información

¿Cómo impacta este contexto en el trabajo de una organización como Human Rights Watch?

Las redes sociales son una gran fuente de información también para el trabajo que hacemos nosotros, siempre teniendo cuidado por verificar la información. Por ejemplo, al cubrir las protestas. Como cuando hubo grandes protestas y represión policial en Colombia hace un tiempo, nosotros usamos redes sociales para poder obtener información, como vídeos de la represión, testimonios de gente que estaba en el lugar que, de otra forma, hubiera imposible detectar. Pero siempre chequeando esos videos con un protocolo de verificación de imágenes que tenemos, y verificando con testimonios, por este riesgo de reproducir información que no sea cierta.

Este es el corazón de la metodología de HRW; es poder ver los hechos con nuestros propios ojos, poder verificar la información y recién ahí usarla como fuente de información. También la usamos para difundir lo que publicamos, y nos genera este tipo de consecuencias como te mencionaba en el caso de El Salvador. Pero son gajes del oficio. De alguna manera, cuando atacan al mensajero es porque no les gusta el mensaje. Y ahí es cuando más se necesita que hagamos lo que sabemos hacer.

Frenos y contrapesos

¿Qué recomendaciones deben tener en cuenta los políticos y los periodistas?

Creo que es indispensable mantener el espacio de acción del periodismo independiente y responsable, para que pueda ejercer el rol que tiene que jugar en una sociedad democrática. En cuanto a los políticos, tienen que ceñirse al derecho local y al derecho internacional. De una manera muy amplia, eso quiere decir que el ejercicio del poder en el día a día debe limitarse por los frenos y contrapesos de cualquier democracia. Esto, cuando estamos ante situaciones democráticas. Obviamente, tenemos otra gran discusión cuando nos encontramos ante una dictadura, donde el Estado de derecho se lo hacen a su propia medida. Ahí el desafío es cómo generar condiciones para una transición democrática

Desafíos futuros

¿Una recomendación sobre los desafíos que tiene la región en su conjunto en cuestiones de derechos humanos?

Hoy tenemos un escenario muy complicado pero, aun así, están los que luchan contra estos retrocesos democráticos con muchísimo valor y en condiciones muy adversas. Hay periodistas que trabajan en sociedades supercerradas, donde el trabajo es difícil y corren riesgos. El extremo es la detención, en casos como Nicaragua, pero también hablábamos del amedrentamiento que hace más difícil el trabajo. Hay casos de funcionarios judiciales que en un país como Brasil han puesto un freno a los excesos del Gobierno de Jair Bolsonaro. O como en Guatemala, donde hay fiscales que siguen investigando la corrupción cuando la fiscal general de la nación se dedica a investigar a los fiscales que investigan corrupción.

También el trabajo de la sociedad civil sigue jugando un rol importantísimo, documentando lo que ocurre en distintos países de la región, dándole visibilidad nacional e internacional. Entonces, creo que una recomendación esencial es preservar esos espacios y apoyar el trabajo de quienes continúan haciéndolo. Esto va desde apoyar los mecanismos de protección de defensores y periodistas en México o en Centroamérica, hasta favorecer un debate público en cualquier sociedad democrática. Generar esos espacios es esencial para seguir empujando la vara. Estamos en el lado del péndulo complicado pero, para llevarlo al medio o hacia el lugar donde queremos estar, hay que seguir apoyando estos roles fundamentales.

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Adriana Amado

Adriana Amado

Doctora en Ciencias Sociales. Presidente de Infociudadana. Investigadora en Worlds of Journalism Study. Periodista en el diario La Nación y Radio de la Ciudad de Buenos Aires.

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