Este artículo analiza los mecanismos y herramientas posibles para el seguimiento de los resultados durante el día de las elecciones. Los autores repasan el rol del Estado como regulador y controlador de su operativa y las distintas posibilidades con las que cuentan la sociedad civil y los partidos políticos para monitorear las proyecciones el día D.
Entorno conceptual
El ejercicio responsable y profesional de la política requiere de herramientas técnicas que permitan contar con información oportuna para la toma de mejores decisiones de la clase política y, sobre todo, a la ciudadanía tener datos actualizados, técnicos, confiables y veraces sobre los asuntos de interés general.
En materia político-electoral, los focos grupales, encuestas y sondeos de opinión tienen una utilidad enorme, pues permiten medir percepciones ciudadanas sobre los temas de interés y, particularmente, sobre los actores políticos; y, por tanto, sobre eventuales candidatos. Estas herramientas, sin embargo, tienen una limitación y es que brindan información con validez temporal, pues, como dicen los técnicos en la materia, son una fotografía del momento que no nos alertan necesariamente de lo que va a suceder, más aún en sociedades volátiles y cambiantes, en que las percepciones cambian y la imagen de los políticos puede variar sustancialmente en cortos espacios de tiempo.
Con frecuencia escuchamos la frase «se equivocaron las encuestas», cuando candidatos, que aparecían como favoritos en sondeos de opinión, no acceden a los cargos o logran votaciones menores a las que avizoraban las encuestas. Sin negar el hecho de que una encuesta puede «equivocarse» (por distintos motivos técnicos, errores en el diseño de la muestra u otros), la encuesta no dice quién ganará una elección, sino cuáles serían las tendencias si la elección fuese el día en que se hizo la encuesta. Por ello, y ya en materia específica de resultados electorales, se han buscado mecanismos y herramientas técnicas que nos permitan contar con información en tiempo real, permitiendo que los ciudadanos y actores políticos accedan a resultados confiables, desde que se cierran los procesos electorales hasta que los entes electorales entregan la información oficial. Para ello, en la actualidad tenemos dos herramientas: el conteo rápido y la encuesta a boca de urna, también conocida como exit poll.
Definiciones preliminares

El conteo rápido y la encuesta a boca de urna son herramientas que permiten proyectar el resultado final de una elección antes de conocerlo oficialmente. Ambas herramientas tienen un objetivo común y central: brindar información de manera inmediata, previo a la información oficial que entregan los entes estatales. Si estas herramientas son aplicadas de manera adecuada, y el proceso electoral y los resultados son certeros, la consecuencia inevitable será que los tres resultados (exit poll, conteo rápido y conteo oficial) coincidan. Cuando esto sucede, se cumple un segundo objetivo, esto es, generar certidumbre, confianza y transparencia en el proceso electoral y sus resultados.
Exit poll y conteos rápidos en América Latina
En virtud de ello, la aplicación de estas mencionadas deben necesariamente ser ejercicios técnicamente concebidos, de modo que su rigurosidad garantice una correcta aplicación y, consecuentemente, contribuya a mejorar la credibilidad de los resultados. Tanto el exit poll como el conteo rápido son utilizados recurrentemente en los procesos electorales de América Latina. Existen criterios contrapuestos sobre la utilidad de estas herramientas, especialmente respecto a la encuesta a boca de urna. El hecho de que esta tenga por concepción técnica un margen de error mucho más grande que el de un conteo rápido, en ambientes electorales de alta polarización permite su uso también para dar una visión sesgada de la tendencia. Por eso, se insiste en que este tipo de ejercicio debe ser respaldado por una construcción técnica a toda prueba.
El conteo rápido es un ejercicio técnico bastante utilizado en América Latina y tiene un valor particular, puesto que, si bien la autoridad electoral lo hace para verificación interna, su ejecución por organismos de la sociedad civil es muy reconocida.
El conteo rápido es un ejercicio técnico bastante utilizado en América Latina y tiene un valor particular, puesto que, si bien la autoridad electoral lo hace para verificación interna, su ejecución por organismos de la sociedad civil es muy reconocida. Un ejemplo de esto son los ejercicios exitosos regionales de conteo rápido desarrollados por la MOE de Colombia, Participación Ciudadana en República Dominicana, Transparencia Perú, Justicia y Paz en Panamá y Participación Ciudadana en Ecuador, por citar algunos ejemplos.
En resumen, y antes de proseguir con un análisis más técnico, estas dos herramientas son muy importantes y positivas cuando tienen rigurosidad y pueden constituirse en elementos importantes de legitimación de resultados en los procesos electorales.
Características comunes
Más allá de las particularidades de cada herramienta, el conteo rápido y la encuesta a boca de urna tienen características y elementos que les son afines:
- Inmediatez. Esta característica es esencial, ya que el conteo y entrega de resultado oficial debe cumplir una serie de pasos, fases y etapas que demoran su entrega.
- No entregan resultados —competencia privativa de los entes electorales una vez concluido el conteo del cien por ciento de votos—, sino proyecciones de resultados, es decir, anticipan el que podría ser el resultado oficial una vez concluido el escrutinio.
- Están sujetas a un margen de error, ya que no se obtiene información del total de mesas de votación, sino de una parte de ellas —una muestra estadística— en el caso del conteo rápido, ni se encuesta al total de votantes (en el caso de exit poll). Al obtener información sobre una muestra, o sobre una parte del universo de votantes, el resultado puede diferir del resultado oficial. El margen de error debe ser declarado por la institución o empresa a cargo de la actividad: depende del tamaño de la muestra y, sobre todo, de la adecuada distribución territorial de esta (de los encuestados o de las mesas electorales seleccionadas).
- Como consecuencia del margen de error, cuando las diferencias entre dos o más candidatos están por debajo de este margen (ej.: el margen de error declarado es el 2 % y la diferencia entre dos candidatos es del 1,5 %), se produce lo que técnicamente se denomina empate técnico. Dado este supuesto, y a fin de evitar confusión en la ciudadanía o crear falsas expectativas entre los actores políticos, es aconsejable y responsable no difundir los datos numéricos (porcentuales), sino anunciar el empate.
Particularidades y diferencias
Además de las coincidencias y elementos comunes a ambas herramientas, existen diferencias sustanciales que es importante tener en cuenta, para una clara comprensión de la real utilidad, fortalezas, debilidades e incluso deficiencias de cada una.
- Fuente de información. En la encuesta a boca de urna la fuente de información es el propio votante, mientras que en el conteo rápido la fuente es el acta de escrutinio emitida por cada mesa electoral. Es decir, en la encuesta a boca de urna se consulta al votante, en el conteo rápido se consulta el acta.
- Rapidez. Ambas herramientas son muy ágiles y efectivas (en tiempos de entrega) frente al escrutinio oficial. Sin embargo, comparativamente, el exit poll es más rápido que el conteo rápido, valga la redundancia, ya que este último requiere que las mesas electorales cuenten los votos (en el caso ecuatoriano ello puede tomar alrededor de una hora), mientras que el exit poll, que consulta al votante una vez que ha emitido su voto, va alimentando la proyección de resultados lo largo de la jornada. Si bien por previsiones legales no se pueden presentar públicamente resultados antes de que se cierre la jornada, técnicamente, un exit poll permite contar con resultados confiables algunas horas antes del cierre de la jornada, dependiendo de variantes como las diferencias entre los candidatos. Mientras más corta sea la distancia entre los candidatos, mayor número de actas (o encuestados) se necesitará para contar con un resultado confiable. Es lo que técnicamente se denomina estabilización de la muestra.
- ¿Quién lo hace? Los exit polls suelen ser ejecutados por empresas comerciales (encuestadoras), que, en el caso ecuatoriano, deben estar debidamente acreditadas en el organismo electoral. La herramienta de conteo rápido, por su parte, suele llevarse a cabo por organizaciones ciudadanas dedicadas al control y la vigilancia electoral.
- Confiabilidad y certeza. Aunque ambas herramientas son altamente confiables si se las realiza de manera técnica, el conteo rápido ofrece una mayor certeza que el exit poll, debido a la fuente de información que nutre a un sistema y el otro. En el caso del conteo, uno toma las actas de escrutinio, en donde están los votos efectivamente emitidos y contados, mientras que en el exit poll se toma como dato lo que nos dice el encuestador. Mas allá de que existe la posibilidad de que el encuestado (votante) no diga la verdad (por temor o por voto vergonzante,) en elecciones pluripersonales con voto individual (como fue el caso ecuatoriano, por ejemplo, hasta 2019) existe incluso la posibilidad de que el encuestado no recuerde con precisión y detalle todos los votos que emitió. Si debe elegir, por ejemplo, cinco o seis dignidades en una elección pluripersonal, tiene que votar individualmente (sistema de listas abiertas), y entonces la posibilidad de recibir un dato inexacto aumenta. Por ello, el margen de error en un exit poll puede estar entre el 3 y 5 %, mientras que en el conteo rápido puede ser del 1,5 % o menos.
El margen de error en un sondeo a boca de urna (exit poll) puede estar entre el 3 y 5 %, mientras que en el conteo rápido puede ser del 1,5 % o menos.
Normativa y temas sensibles
Cada Estado emite una normativa en la que regula el uso de estas herramientas. En unos casos puede constar en las leyes electorales del país, mientras que, en otros, suele emitirse normativa reglamentaria para cada proceso. En muchos sistemas se opta por ambos mecanismos. Por un lado, normas y principios generales, constantes en la ley, los mismos que son desarrollados de manera reglamentaria en normativa secundaria que el ente electoral emite para cada proceso.
En el caso ecuatoriano, por ejemplo, existen normas generales en el Código de la Democracia, sobre observación electoral en general (Título II «Observación y participación», arts. 128 ss.). Y además se emite normativa puntual a través de reglamentos que expide el Consejo Nacional Electoral en cada proceso. En esta reglamentación, se diferencian por un lado la observación electoral y conteos rápidos, y por otro las encuestas y exit polls que realizan las empresas comerciales encuestadoras. Se regula la parte operativa de la inscripción, registro, tamaño de la muestra, margen de error, forma de presentar los resultados y demás detalles técnicos.
En la regulación de estos procesos, en ciertos países, el tema que suele generar más polémica es la pretensión de que el ente electoral revise (y autorice, en algunos casos) los resultados que se expondrán al público. La justificación es que el efecto social que estos resultados generan, amerita que el ente electoral mantenga sobre ellos un nivel de control. De parte de los entes privados y ciudadanos que llevan adelante estas actividades se alega que la exigencia de someter los resultados a revisión de los entes electorales limita la libertad de acción de empresas y veedores, pues quedaría a discreción de la autoridad electoral la posibilidad de que los resultados se hagan o no públicos, atentando contra la transparencia y el derecho a la información de los ciudadanos.

Este es quizá uno de los temas más sensibles que deben resolver las legislaciones. El objetivo final debe estar orientado a generar regulaciones estrictas, que den certeza y seguridad al ejercicio de estas actividades, sin que impliquen una excesiva intervención de parte de los entes electorales que limite la acción de los veedores y la libertad de información de los ciudadanos.
Conclusiones
En la actualidad, estas herramientas son medios de apoyo para la generación de información, pero no suplen el conteo oficial, sino que lo complementan.
Estos mecanismos deben ser implementados de manera técnica y profesional, y deben ser leídos, utilizados y comprendidos por los destinatarios (opinión pública, actores políticos) con conocimiento e información precisos sobre sus expectativas, fortalezas, debilidades y limitaciones.
Para una adecuada implementación es fundamental cuidar algunos detalles técnicos como el tamaño, diseño y distribución (geográfica) de la muestra. La sociedad no es homogénea; el pensamiento, ideología e idiosincrasia son diferentes en lo urbano y en lo rural, en la sierra y en la costa, varían de acuerdo a la edad, género y otras características. Por tanto, un diseño muestral adecuado, que garantice que cada sector esté representado en la muestra y que el peso de cada sector frente a la totalidad de la muestra sea el adecuado, es indispensable para disminuir los márgenes de error.
Es indispensable llevar adelante estas actividades con absoluta responsabilidad, no solo en el diseño muestral y en la ejecución, sino en la presentación de resultados. Temas como el margen de error y la posibilidad de empates técnicos deben ser manejados con extremo profesionalismo. Caso contrario, la emisión de resultados no verificados, no confiables, o que estén dentro de los márgenes de error (empate técnico), resultaría altamente contraproducente, abonando a la desconfianza y al caos social.
Por los efectos que generan estas herramientas y por el impacto de los resultados sobre todo en el campo político, su implementación debe ser regulada por los Estados.
Por los efectos que generan estas herramientas y por el impacto de los resultados, sobre todo en el campo político, su implementación debe ser regulada por los Estados, tanto respecto a quien puede implementarlo cuanto en las características técnicas (tamaño y distribución de la muestra, márgenes de error y empates técnicos).