Por qué fracasan los países

Por qué fracasan los países

Todo está sometido a un proceso de constante transformación. Así, dedicamos parte de nuestra existencia a la búsqueda de una

Por: Camilo Quiroga16 Abr, 2018
Lectura: 4 min.
Por qué fracasan los países
Compartir
Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Todo está sometido a un proceso de constante transformación. Así, dedicamos parte de nuestra existencia a la búsqueda de una razón o explicación a todo lo que sucede. Quizás sea esta particularidad la que ha permitido a nuestras sociedades llegar a este punto. Dentro de esta inacabable tarea, los reconocidos investigadores Daron Acemoglu y James A. Robinson presentaron al mundo uno de sus más reconocidos trabajos: Por qué fracasan los países. Conscientes de las brechas abismales que existen en nuestra época, estos académicos se propusieron reflexionar sobre los elementos que influyen en la prosperidad de los países.

Por qué fracasan los países es un libro amplio; sin embargo, los autores no tardan en dar respuesta a su pregunta de investigación. Para ellos, las instituciones son aspectos significativos en el devenir de los países. En ese sentido, señalan a las instituciones políticas y económicas como el factor definitivo relacionado a cuán prospero es un país. Concretamente, los investigadores apunta al tipo de instituciones como las causantes del fracaso de los países: las instituciones políticas y económicas extractivas. Ambas se apoyan y alimentan una a la otra. Son estas instituciones extractivas las que impiden el desarrollo.

Acemoglu y Robinson señalan que las instituciones políticas tienen una mayor responsabilidad en la existencia de las instituciones económicas extractivas, ya sea generando nuevas o conservando las existentes. ¿Qué son las instituciones políticas? Los autores nos dan a entender que estas son las reglas del juego político. Estas estipulan, por ejemplo, cómo se elige al gobierno y qué parte de este hace qué. Dentro de este rol, la finalidad de estas instituciones es organizar la distribución del poder en la sociedad y los objetivos con que puede ser utilizado. Estas instituciones establecen si el poder está concentrado únicamente en un grupo o individuo, o si está plural y ampliamente repartido en toda la sociedad.

Dentro de este marco, Acemoglu y Robinson nos dicen que las instituciones políticas son extractivas cuando concentran el poder en una elite reducida y fijan pocos límites al ejercicio del poder. Podría decirse que es una situación que suena muy conocida aquí en Latinoamérica. Como se mencionó, inevitablemente estas instituciones políticas fomentan instituciones económicas extractivas, ya sea fortaleciéndolas o creándolas. El principal objetivo de estas instituciones económicas extractivas es enriquecer a estos grupos que aglutinan el poder. Ellas tienen propiedades exactamente opuestas a las instituciones económicas inclusivas. Estas últimas hacen respetar los derechos de propiedad, crean igualdad de oportunidades y fomentan la inversión en habilidades y nuevas tecnologías.

Acemoglu y Robinson

En muy resumidas palabras, lo que Acemoglu y Robinson sostienen es que las instituciones extractivas equivalen a privilegios para un sector, estancamiento y pobreza. Mientras que las instituciones inclusivas significan pluralidad en la distribución del poder, reglas de juego equitativas, igualdad de oportunidades, productividad, desarrollo y prosperidad. A lo largo de su investigación citan varios ejemplos históricos para validar su hipótesis. Nos muestran cómo algunos países fueron capaces de romper ese círculo vicio existente entre instituciones políticas extractivas e instituciones económicas extractivas y cómo otros casos retrocedieron en este proceso. Igualmente, señalan lo difícil que puede ser ese cambio a instituciones inclusivas, puesto que implica un juego de suma cero. Esos sectores que utilizan las instituciones extractivas a su favor tendrían que inevitablemente perder sus privilegios.

Sin duda, Acemoglu y Robinson presentan un panorama positivo, en el señalan que es posible un cambio de rumbo para algunos países. Es cierto, son muy cuidadosos y señalan que no existe una formula universal que ayude a generar ese cambio. Sin embargo, dentro esta precaución, ellos remarcan que la cesión de poder a la mayor cantidad posible de sectores de la sociedad es trascendental. Por eso, los autores concluyen que, cuando los factores necesarios para el cambio institucional confluyan (factores que varían según cada país), el segmento de la sociedad que se movilice para afectar dicho proceso no debe hacerlo por intereses sectarios ni para tomar el control de las instituciones extractivas. Lo que debe guiar a este grupo es una mayor cesión de poderes al resto.

Quizás lo que Acemoglu y Robinson quieren decirnos es que se debe pasar de una política concebida como mecanismo de dominación sobre otros a una política que sea instrumento de integración, con miras al bien común. Una política de composición de fuerzas y no un medio para medir a estas entre sí.

 

Camilo Quiroga | @CamiloQuirogaV1
Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad Católica Boliviana, con mención en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile


 

Ficha técnica

¿Por qué fracasan los países?
Daron Acemoglu y James A. Robinson
Traducción de Why Nations Fail
Bilbao: Deusto Ediciones, 2012
608 pp.
ISBN 978-84-234-1266-2

 

 

Camilo Quiroga

Camilo Quiroga

Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad Católica Boliviana, con mención en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile

newsletter_logo

Únete a nuestro newsletter