Diez años: la respuesta colombiana a la migración venezolana

Mientras la mayoría de los países criminalizan la migración, la sociedad colombiana apostó por la regularización e integración de los venezolanos, para que hagan del país su nuevo hogar.

Por: Ronal Rodríguez25 Sep, 2025
Lectura: 5 min.
Diez años: la respuesta colombiana a la migración venezolana
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Es difícil precisar la fecha del inicio de un fenómeno migratorio y el caso venezolano no es la excepción. Desde la conquista del poder de la Revolución Bolivariana en las elecciones presidenciales de 1998, y con la posterior formulación de la Constitución de 1999, varios venezolanos se sintieron excluidos y tomaron la decisión de salir del país ante el cambio político. Después les siguieron miles de profesionales que fueron despedidos de la industria petrolera y de las oficinas del Estado.

En los años siguientes, y ante el crecimiento de la inseguridad y la violencia, los padres de familia de los sectores acomodados y de la clase media enviaron a sus hijos a estudiar fuera con la esperanza de que pudieran regresar al país cuando todo mejorara. No sabían que se convertirían en la primera generación que se iría definitivamente de Venezuela.

Después de 26 años de chavismo, 7.891.241 venezolanos han salido del país, según los datos de la plataforma multiagencial R4V que hace seguimiento a la diáspora. Esa cifra representa al 27,78% de la población. Se calcula que Venezuela tiene menos habitantes que en 2010, el único país que se ha contraído demográficamente en la región.

Venezolanos en Colombia

A mayo de 2025, había 2.812.648 venezolanos en Colombia, según los datos de la autoridad migratoria. Además, se estima que entre 900.000 y 1.200.000 colombianos que habían hecho de Venezuela su hogar retornaron en los últimos años. Aproximadamente cuatro millones de personas, entre venezolanos y colombianos retornados, ha llegado al país en la última década provenientes de Venezuela.

Colombia, un país tradicionalmente expulsor y con poca experiencia en la recepción migratoria, se ha convertido en el principal destino de la población proveniente de Venezuela. Sin embargo, gracias al manejo del desplazamiento interno, producto del conflicto armado, la presencia de agencias de cooperación internacional y las capacidades de las organizaciones de la sociedad civil para el abordaje de la población en condición de movilidad humana, Colombia tuvo las herramientas para abordar la crisis migratoria sin grandes traumatismos. Desde el primer momento, los venezolanos encontraron en Colombia un destino para poder desarrollar sus proyectos de vida.

Oficiales de la Policía Nacional de Colombia acompañando a venezolanos provenientes de San Antonio del Táchira (Venezuela) con destino a Villa del Rosario (Norte de Santander, Colombia). Foto: Wikimedia Commons.

Del conflicto a la regularización

Pero el 19 de agosto de 2015, el Estado colombiano, sus autoridades y sobre todo la sociedad, se percataron que las dinámicas migratorias entre ambos países habían cambiado para siempre. Ese miércoles miles de colombianos, que durante años e incluso décadas vivieron en la frontera con Venezuela, fueron agredidos por las autoridades venezolanas. En el marco de unas operaciones de seguridad, decidieron arremeter contra el llamado La Invasión, un asentamiento informal en el estado Táchira. La inseguridad se había disparado en Venezuela, las muertes violentas y la criminalidad tenían arrinconado al país. Fue entonces cuando el gobierno de Nicolás Maduro decidió culpar al “paramilitarismo colombiano” de ser el principal causante de la ola de violencia.

Las denominadas Operaciones para la Liberación del Pueblo (OLP) desencadenaron una respuesta institucional desmesurada. Y los colombianos residentes en Venezuela fueron unas de sus víctimas. Para agosto de 2015, las operaciones llegaron al estado fronterizo del Táchira, y en una confrontación con presuntos delincuentes fallecieron miembros de la Guardia Nacional Bolivariana. Esto activó una acción para dar con los responsables. Es así como llegaron al asentamiento de La Invasión, en donde se revisaron y derribaron casas. Poco más de 1.700 colombianos fueron expulsados de forma sumaria. Y, de forma “voluntaria”, salieron 23.000 personas, según las fuentes del gobierno colombiano. Para las organizaciones de la sociedad civil, las primeras en recibirlos en Colombia, fueron 33.000.

Desde ese día, quizás movidos por recibir a compatriotas y sus familiares venezolanos, la respuesta del Estado colombiano, se caracterizó por la solidaridad. Rápidamente, se regularizó a la población venezolana. También e reconoció la nacionalidad colombiana de los colombianos que regresaban, que habían nacido y crecido en Venezuela sin documentación colombiana.

Desde ese momento, la respuesta se dirigió a la atención, regularización e integración de la población proveniente de Venezuela. Muchas de las políticas que se plantearon recurrían a fórmulas excepcionales para dar respuesta a los desafíos que planteaba la crisis migratoria. Los años siguientes, Colombia se convirtió en el destino de la población venezolana que huía de la “emergencia humanitaria compleja” en la que el Chavismo hundió a Venezuela.

Políticas de solidaridad

Colombia diseñó políticas escalonadas para atender la migración venezolana. Particularmente las comunidades víctimas del conflicto armado, que habían vivido el desplazamiento interno, rápidamente se organizaron para dar respuesta mientras las autoridades desarrollaban las políticas públicas. Aquí, la Iglesia Católica jugó un papel central.

La Tarjeta de Movilidad Fronteriza, el Permiso Especial de Permanencia, el Registro Administrativo de la Migración Venezolana, el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos, el Permiso de Protección Temporal y la Política Integral Migratoria, son algunos de los instrumentos legales que el Estado colombiano utilizó para regularizar la migración venezolana.

Colombia hizo una apuesta para que los venezolanos hagan del país su nuevo hogar. Mientras, otros países criminalizan y diseñan políticas de contención y disuasión contra los migrantes. El camino es largo y, a pesar de que más de dos millones de venezolanos ya están regularizados, la migración venezolana continúa saliendo.

Ronal Rodríguez

Ronal Rodríguez

Vocero e investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, coordinador de la Bitácora Migratoria y el Radar Colombia Venezuela en alianza con la Fundación Konrad Adenauer, y profesor de la Universidad de la Sabana.

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