Se celebrará la cuarta cumbre entra la Unión Europea y los países de América Latina y el Caribe, organizados en la organización CELAC, el 9 y 10 de noviembre de 2025 en Santa Marta (Colombia). Motivo suficiente para repasar las relaciones entre ambas regiones en los últimos 25 años para comprender qué se puede esperar de esta cumbre.
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2000 – 2006: consolidación inicial
En los primeros años de cooperación la UE y los países América Latina dieron forma a una relación estructurada y de largo plazo. Con los acuerdos de asociación con México (2000) y Chile (2002), la cooperación pasó de la retórica a la institucionalización, estableciendo un marco para el libre comercio, diálogo político y fortalecimiento democrático. Las primeras cumbres birregionales sentaron las bases de una “asociación estratégica”, mientras se ampliaban los programas culturales y educativos, preludio de un vínculo más integral entre ambas regiones.
2006- 2013: profundización y consolidación
Durante esta etapa, la UE consolidó su presencia económica y política mediante acuerdos con bloques regionales. Instituciones como el Cariforum, Centroamérica y la Comunidad Andina reforzaron el enfoque “región a región”. El establecimiento de la Fundación EU-LAC en 2010 hacer de la asociación estratégica una realidad más dinámica, visible y con una participación de sus sociedades. Paralelamente, se crearon nuevos instrumentos de cooperación y fondos de inversión para el desarrollo sostenible. En 2013, la Cumbre Santiago marcó un punto de inflexión al reconocer oficialmente a la CELAC como socio de la UE, institucionalizando el diálogo birregional. En el ámbito cultural y educativo, se avanzó hacia la creación de un espacio común de educación superior.

2014 – 2020: estancamiento y cooperación técnica
Entre 2014 y 2020, las relaciones UE–CELAC atravesaron una etapa de estancamiento político. Tras la Cumbre de Bruselas (2015), no se celebraron nuevas reuniones de alto nivel y el diálogo birregional perdió visibilidad. Sin embargo, la cooperación técnica se mantuvo activa. Programas como EUROsociAL+ y EUROCLIMA+ consolidaron la agenda de desarrollo sostenible y la Agenda 2030 de la ONU sirvió de marco común. Asimismo, la apertura de Erasmus+ a América Latina impulsó la movilidad académica. Fue un periodo de continuidad silenciosa, con avances sectoriales, pero sin impulso político renovado.
2021 – 2025: nueva dinámica y colaboración amplia
En un contexto global marcado por la guerra de Rusia contra Ucrania, la UE reactivó en una reunión ministerial UE-CELAC en octubre de 2022 en Buenos Aires su relación con CELAC. Era parte de su estrategia geopolítica aislar internacionalmente a Rusia y reforzar el multilateralismo y el derecho internacional.
¿Qué tal la última cumbre?

La última cumbre UE-CELAC en julio de 2023 en Bruselas simbolizó esta nueva época de las relaciones entre ambas regiones. No solo decidió celebrar una cumbre cada dos años a partir de ahora, sino también se acordó una hoja de ruta clara para el periodo hasta la próxima cumbre en 2025. La hoja de ruta ilustra cómo la cooperación ya no se limita al ámbito político de alto nivel. Se ha extendido desde hace tiempo a muchos temas y capas de la sociedad, como demuestran las reuniones entre empresas, centros de investigación, universidades, think tanks o la sociedad civil.
La colaboración birregional en el cumplimiento del acuerdo de Paris en la lucha contra el cambio climático y la Agenda 2030 de la ONU fue reforzada, también como iniciativas conjuntas sobre investigación e innovación. Además, empezó la agenda de Global Gateway de inversiones para Latino América y el Caribe con 45 mil millones euros hasta 2027 convirtió la inversión verde y digital en eje de la relación.
Económicamente, la firma del acuerdo de asociación con Mercosur y con México, y la modernización del acuerdo con Chile, reflejan un salto cualitativo hacia asociaciones sostenibles. Se espera una ratificación de la parte comercial del acuerdo UE-Mercosur hasta el fin del año. Después de más de diez años en la ratificación, finalmente también los acuerdos entre la UE y Colombia y Perú, y entre la UE y Centroamérica entraron en vigor en 2024. El éxito de los acuerdos parece indicar que ambos bloques han comprendido que quienes comparten tantos valores comunes también deben colaborar mucho más estrechamente en el ámbito económico para poder defender esos valores a nivel internacional.
¿Qué podemos esperar?
En general se puede esperar una continuación y un refuerzo de la colaboración birregional actual basada en los valores compartidos, la defensa de la democracia y el compromiso con un orden mundial multilateral y liberal como una señal clara en este tiempo turbulento. Sin embargo, en la realidad estas convicciones no siempre se ponen en práctica, como se evidencia, por ejemplo, en la estrategia de alineación múltiple de Brasil y su proximidad a Rusia y China en el marco del BRICS.
Según el ministro de exteriores de Alemania, Johann Wadephul, “el crecimiento, la economía y el comercio” asimismo serán temas centrales de la cumbre para aumentar el bienestar en ambos lados del Atlántico a través de la construcción de más cadenas de valor birregionales resilientes y sostenibles. Europa tiene un gran interés en Latino América como proveedor estable de energías renovables y materias primas críticas como litio y cobre, para las que Europa puede ofrecer acuerdos inclusivos y mutuamente beneficiosos.
Además, el Parlamento Europeo espera al lado de una expansión de programas del intercambio como Erasmus+, que la cumbre intensificará de la institucionalización de la relación UE-CELAC mediante mecanismos permanentes. Por un lado, consultaciones regulares con múltiples partes interesadas deben garantizar el cumplimiento de los proyectos de Global Gateway con la Agenda 2030 y los prioridades regionales y locales. Por otro lado, un espacio permanente debe mejorar la coordinación y preparación y para supervisar los resultados de la cumbre. La fundación EU-LAC puede tener un papel central para estos mecanismos permanentes.


