¿Cómo y para qué? Los intentos de negociación en Venezuela

Ante la escalada de tensiones en el Caribe, algunos claman por una nueva negociación con el régimen de Nicolás Maduro. ¿Qué se puede esperar a la luz de intentos anteriores? Analizamos los seis episodios en los que actores internacionales, oposición y chavismo se sentaron a dialogar.

Lectura: 6 min.
¿Cómo y para qué? Los intentos de negociación en Venezuela
Compartir
Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

En la elección en Venezuela en julio de 2024 el régimen chavista tuvo que enfrentar a un movimiento ciudadano bien organizado y con un liderazgo claro, capaz de derrotarlo en las urnas y de probar su victoria de forma inapelable. El régimen desató una escalada represiva desde entonces. Y ahora, proliferan las noticias sobre actividades narcotraficantes y la administración Trump responde con un inusual despliegue militar en el Caribe.

Ante semejante panorama, surgen nuevamente voces a favor de una negociación en Venezuela. No es la primera vez. En varias oportunidades la voluntad revolucionaria del régimen chavista, decidido a modificar los equilibrios regionales, ha generado conflictos que propiciaron diálogos y negociaciones que incorporaron facilitación foránea. Revisamos a continuación dichas experiencias.

Mesa de diálogo instalada el 12 de diciembre de 2016. Fuente: Wikicommons
Mesa de diálogo instalada el 12 de diciembre de 2016. Fuente: Wikicommons

Seis intentos formales

Durante el presente siglo, en Venezuela se han desarrollado seis procesos de diálogo con facilitación externa entre el régimen chavista y la oposición política. Solo uno de ellos tuvo lugar durante los 14 años de Hugo Chávez en el poder. Los otros cinco sucedieron durante los 12 años y medio de Nicolás Maduro. El proceso conducido durante el período de Chávez se denominó Mesa de Negociación y Acuerdos. Se inició el segundo semestre de 2002, con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), a la sazón el expresidente colombiano César Gaviria, y el Centro Carter como principales instancias facilitadoras. Condujo a la realización del referéndum revocatorio de agosto de 2004.

Años después, ya con el sucesor de Chávez en el Palacio de Miraflores, se desarrollaron la Conferencia Nacional por la Paz (2014), la Mesa de Diálogo Nacional (2016-2017), la Mesa de Diálogo en República Dominicana (2017-2018), el Mecanismo de Oslo (2019) y el Proceso de Negociación y Diálogo en México (2021-2023). Durante los dos primeros, la UNASUR proporcionó un marco general para los diálogos, mientras que el gobierno de República Dominicana hizo lo propio en el tercero y el Reino de Noruega en los últimos dos.

El expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero fue protagonista del segundo y tercer diálogo durante el período de Maduro. Además, operó de diversos modos durante casi todos estos procesos, sobre todo en la liberación de varios presos políticos que el régimen ha usado como rehenes.

Durante el cuarto y el quinto proceso de negociación fue esencial el papel del diplomático noruego Dag Nylander. Previamente había fungido como representante de Noruega en los diálogos por la paz en Colombia —celebrados en La Habana entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos (2012-2016)— y de Naciones Unidas para la controversia fronteriza entre Guyana y Venezuela (2017).

Asimetría y negociación ineficaz

La negociación con facilitación foránea dentro de un conflicto intra-estatal suele aplicarse principalmente en conflictos armados, donde existe cierta equivalencia de fuerzas y medios de lucha entre las partes enfrentadas. Pero este no es el caso de la Venezuela del siglo XXI, donde lo que se ha producido es una reversión autoritaria drástica y sostenida durante un cuarto de siglo, y donde un gobierno autoritario concentra todos los medios para ejercer violencia contra una población depauperada —como consecuencia de sus políticas— y un movimiento democrático esencialmente ciudadano y pacífico.

Mesa de negociación en México, 2021. Fuente: Europa Press
Mesa de negociación en México, 2021. Fuente: Europa Press

Como consecuencia de esta profunda asimetría, los seis diálogos han seguido un patrón más o menos similar. En un primer momento, la protesta popular ante el avance autoritario pone en riesgo la estabilidad presidencial. Propicia así una represión estatal y paraestatal que despierta preocupación internacional. Se inicia entonces un diálogo facilitado desde el exterior, durante el cual las protestas pierden momentum y las tensiones tienden a disminuir. Al final, los diálogos suelen terminar sin compromisos sólidos ni eficaces, mientras la oposición se divide ante la falta de resultados concretos. Solo en el primero y en el sexto de los procesos aquí reseñados las partes suscribieron acuerdos (en buena medida como consecuencia de una facilitación mejor diseñada). Pero en ambos casos el chavismo violó integralmente tales acuerdos.

Tal como se aprecia en el diagrama anexo, ninguno de los seis procesos en cuestión ha servido para ayudar a detener la grave reversión autoritaria que experimenta Venezuela. Según V-Dem, todas las dimensiones de la democracia empeoraron sin que estos diálogos pudieran evitarlo.

Negociación prodemocracia

En el primero de estos seis procesos de diálogo, el miembro más joven de la comisión negociadora del chavismo fue Nicolás Maduro. Allí constató el potencial de estos procesos para reequilibrar a la autocracia chavista en momentos críticos. Y tras fallecer Chávez, cuando le tocó a él dirigir la nave en medio de aguas turbulentas, aplicó varias veces el mecanismo con una notable habilidad para sacarle partido.

¿Cómo? Llamar como facilitadores a extranjeros relativa o abiertamente afines. Procurar que los diálogos sean más bien informales. Aprovechar la jefatura del Estado para cohesionar a los suyos y tratar de ganar legitimidad. Emplear la asimetría de poder para dividir al oponente y al entorno internacional mediante la combinación de incentivos positivos y negativos. Y, emplear los diálogos para ganar tiempo en medio de coyunturas críticas.

Gerardo Blyde (oposición) y Jorge Rodríguez (chavismo) durante firma del Acuerdo de Barbados (2023)
Gerardo Blyde (oposición) y Jorge Rodríguez (chavismo) durante firma del Acuerdo de Barbados (2023)

No extraña entonces que, ante una nueva dificultad para el régimen de Maduro, emerjan nuevamente las voces que claman por un diálogo. Por lo general se trata de compañeros de viaje del chavismo, actores pragmáticos que se benefician de la ausencia de estado de derecho en Venezuela, o bien figuras que ante el peso de la represión interna han preferido convertirse en socios más o menos voluntarios de la autocracia.

Pero la gran mayoría de los venezolanos no encuentran beneficio alguno en estas componendas. Ya dejaron claro, en las presidenciales de 2024, que quieren otra cosa. Esa enorme mayoría del país apoyará, únicamente, una negociación orientada al restablecimiento de la libertad y la democracia en Venezuela. Un escenario que luce del todo improbable sin antes invertir la asimetría en la capacidad para el uso de la fuerza.

El presente artículo expresa únicamente la opinión del autor y no representa necesariamente la postura de Diálogo Político.

Te puede interesar

Miguel Ángel Martínez Meucci

Miguel Ángel Martínez Meucci

Profesor de Estudios Políticos. Consultor y analista para diversas organizaciones. Doctor en Conflicto Político y Procesos de Pacificación por la Universidad Complutense de Madrid

newsletter_logo

Únete a nuestro newsletter