Sofía Barambilla: “No veo la posibilidad de que Milei pueda reelegir nada”

La diputada del PRO, que apoyó al gobierno del presidente argentino desde el comienzo, expone la disconformidad con la gestión pero asegura que el partido de Macri “ayudará” a que termine su mandato.

Por: Agustina Lombardi14 Oct, 2025
Lectura: 11 min.
Sofía Barambilla: “No veo la posibilidad de que Milei pueda reelegir nada”
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

La crisis económica Argentina y el auxilio ofrecido por Estados Unidos es apenas la punta del iceberg. Otras cosas pasan por debajo. Detrás de los conciertos de rocanrol del presidente, Javier Milei, y las denuncias de corrupción que salpican su círculo rojo, los partidos políticos argentinos se debilitan. El fenómeno ya es tendencia en el mundo y la región: surgen liderazgos disruptivos con aparentes recetas para resolver problemas urgentes a costa de destruir la institucionalidad política. 

Ante la promesa de cambios radicales, el partido Propuesta Republicana (PRO), fundado por el expresidente Mauricio Macri en 2005, le dio un chance a Javier Milei y le confió la gobernabilidad del país con alianzas provinciales y bancas en el Parlamento. Aunque el PRO mantiene un perfil bajo, no está alineado con el oficialismo. Pero tampoco decidió aún confrontar abiertamente el gobierno de La Libertad Avanza (LLA). Sobre esas tensiones y la gestión del descontento dentro del mismo oficialismo Diálogo Político conversó con la diputada nacional del PRO Sofía Barambilla.

Diálogo Político con Sofía Barambilla en el marco del Foro América Libre. Foto: Yaldimar Ruíz.

El lugar del PRO

El PRO disminuyó mucho en caudal de votos. Parece disolverse entre las disputas del gobierno y el peronismo. ¿Hay un plan para que vuelva el PRO?

—No. Por lo menos por parte de Mauricio Macri, y de muchísimos dirigentes, está toda la intención de volver a encontrarnos con el electorado para representar la idea de cambio republicano, de respeto a las instituciones, de consensos y de diálogo. Nada de eso tiene LLA, el PRO supo construirse como un partido político. Es la diferencia con Javier Milei, que llegó a la Presidencia sin un partido nacional consolidado, sino con apoyo de muchos sellos provinciales. Pero sin equipos técnicos, militantes y vínculos de confianza necesarios para poder realmente hacer equipos políticos de trabajo. Eso se está notando en la gestión de Milei. Por eso el PRO y sus legisladores fueron fundamentales para poder llevar adelante su plan de gobierno. 

Honestamente, la situación del país no nos ha permitido todavía como partido sentarnos a conversar. Por la vorágine. Todos coincidimos en que a Javier Milei no le puede ir mal, porque el riesgo grande es que vuelva el peronismo en su peor versión, un populismo. La política que hace el peronismo hoy, que lidera Axel Kicillof, tiene esos matices populistas, por su misma formación académica. Ese sería el mayor peligro para el PRO. 

Nuestra responsabilidad republicana no nos ha permitido tomarnos el tiempo… Que Javier Milei haya llegado a la Presidencia, que entendiéramos que nuestro electorado pidiera que ayudáramos a Milei a llevar adelante su gobierno; para nosotros pesó más eso que quedarnos en una retirada y tratar de hacer un juego de fortalecimiento partidario cuando el país estaba requiriendo otra cosa de nosotros. 

¿Cómo pueden hacerse más atractivos para ganar en el futuro?

—Ojalá tuviera una respuesta concreta para darte. Milei llegó por el agotamiento de la gente con el sistema político; sea el kirchnerismo o Cambiemos, cuando entre 2015 y 2019 no pudimos resolver los problemas de fondo, económicos, que persisten y no se resuelven en un solo período. 

La irrupción de las redes sociales, la comunicación directa entre Milei y la gente, evitando un partido como vehículo de transmisión de las ideas, hace que los partidos pierdan protagonismo. Es un análisis que no solo debemos hacer en el PRO, sino en todos los partidos de la región. Pasa con Bukele, Trump. Son líderes que, quizás por cercanía, adoptan el partido al que más se puedan adecuar. Pero de ningún modo esos liderazgos surgen del seno de los partidos políticos. 

Creo que Javier Milei va a terminar su mandato porque lo vamos a ayudar a que termine su mandato. Pero de ningún modo veo la posibilidad de que Milei pueda reelegir nada. Nuestro desafío es pensar qué espacio conformamos. Y no va a ser solo el PRO, porque, por lo menos en América Latina y en Argentina, ningún partido llega solo. De hecho, nosotros inclinamos la balanza porque entendíamos que el mal menor era Javier Milei y que podía tener la visión de integrar y armar una coalición de gobierno con Juntos por el Cambio y algunos partidos políticos, pero no lo hizo.

Oposición en el oficialismo

¿Hay una decepción ante el oficialismo que ustedes conforman? 

—Totalmente. Javier Milei tenía una fortaleza para conducir el país: usar la mejor experiencia del PRO y los cuadros técnicos y aprender de lo que nosotros fallamos con Cambiemos. 

En lo que queda de mandato de Milei, ¿el PRO se podría convertir en oposición? 

—Sí. Más allá de que algunas provincias hayan cerrado alianzas para estas legislativas de octubre, la dirigencia del PRO no comulga para nada con el camino que está eligiendo Javier Milei y su entorno. 

¿Hay consenso dentro del PRO sobre qué camino debería seguir respecto al apoyo al gobierno? 

—Por lo pronto, y porque nos prima el sentido republicano y generar la gobernabilidad para que al país le vaya bien, el primero que no quiere interferir en esto es Mauricio Macri. Se llama al silencio, no sale a criticar a Milei y no expone sus debilidades públicamente. Eso demuestra una responsabilidad de su parte con el país que no creo que muchos líderes tengan. 

Ahora, Milei y su equipo no están encontrando el rumbo. La baja de la inflación no ha sido la solución a los problemas de los argentinos y atacar a sectores sociales vulnerables no es el camino. Sí coincidíamos con la necesidad de un déficit cero, del equilibrio fiscal, que matemáticamente no resistía análisis. Entendimos que el gradualismo que nosotros aplicamos a nuestro gobierno no fue bueno, nos lo criticaron muchísimo. Entonces, pensábamos que el shock de Milei era necesario. Pero la falta de humanidad de este presidente le quita apoyo de la ciudadanía. Y el PRO no va a poder ayudarlo en esto, porque los que están decepcionados son los argentinos. Yo puedo no estar de acuerdo, pero si la gente lo vota… 

Se observa cierta toxicidad en el ámbito político argentino. ¿Te preocupa? ¿Hay alguna manera de salir de ese lugar?

—Entiendo tu pregunta y me remite. Estuve en el Congreso los dos últimos años del gobierno de Macri, los cuatro años de Alberto Fernández y estos primeros dos de Milei. Lo que veo dentro del parlamento, el nivel de violencia, de pérdida de valores, de falta de moral y de ética de parte de los legisladores, fundamentalmente del bloque oficialista de LLA, no lo vi ni en el peor kirchnerismo. Es también lo que transmite el presidente cuando le dice a los legisladores “ratas inmundas”, “degenerados fiscales”. La violencia, que quizás al principio la sociedad, muy enojada con la clase política, le permitía, se trasladó al Congreso. 

Y no va a ayudar a encontrar las soluciones que el país necesita, porque muchos bloques lo bancaron en su primer año con leyes fundamentales, como la ley bases. Pero el equipo del presidente no supo consolidar el apoyo en un diálogo institucional razonable. Creyeron que la gente iba a bancar lo que fuera. Y Milei se ve cada vez más acorralado, porque ya se quemó ese primer eslogan: la motosierra. No redundó en una mejor vida de los argentinos.

Javier Milei y Mauricio Macri. Foto: prensa Senado

Economía, ¿y?

La motosierra: evidentemente el tema de Milei es la economía… 

—El único tema. 

Con ese tema ganó la presidencia; inflación, macroeconomía, el préstamo del FMI, la motosierra. ¿Hay algo más? 

—El problema argentino es la inflación y la economía, la gente vota con el bolsillo. Si te agarra la elección con un momento económico malo, sonaste. El problema es que Milei ha hecho del equilibrio fiscal un fin en sí mismo. En realidad el fin es que la Argentina cada vez esté mejor, el medio es un equilibrio fiscal, necesario. El asunto es para qué querés superávit y guardar la guita si cada vez más argentinos viven en peores condiciones. Milei se olvidó qué es ser un presidente. No es ser un buen economista y que te cierre el debe y el haber. 

Con la presentación del presupuesto, en septiembre, la narrativa del presidente aludió más hacia lo social. ¿Esto es coherente? ¿Es creíble la voz de Milei? 

—No, porque él hizo varios acuerdos con gobernadores durante sus dos años y no cumplió nada. Hace dos años que Argentina no tiene un presupuesto nacional aprobado. Mientras, Milei ataca al Congreso y dice que somos unos degenerados fiscales, que presentamos leyes que no sabemos lo que salen. Pero estamos básicamente legislando a ciegas, porque tampoco sabemos de qué dinero se dispone y cuáles son las prioridades del gobierno. Milei tiene un nivel de improvisación política, lógica de alguien que jamás ha hecho política, y que pretende la desaparición del Estado. Y quienes entendemos que ese no es el camino, sabemos que hay que construir los consensos y que es necesario un presupuesto.

El club del helicóptero

Pensando que el PRO aún apoya al gobierno de Milei, como “mal menor”: ¿qué lecciones dejó la derrota en Buenos Aires de cara a las legislativas de octubre?

—Retomando, no solo la vuelta del kirchnerismo podría ser el “cuco” de la situación, sino también la experiencia 2001 con de La Rúa al no terminar su gobierno. Es muy delicado institucionalmente que un gobierno no termine su mandato. Entonces vamos a ayudar a Milei, porque primero la república. Después veremos cómo nos rearmamos como partido y qué opción le ofrecemos a los argentinos. Si perdemos razón de ser y representación ya nos tenemos que dedicar a otra cosa y surgirán otros que puedan representar los valores. Pero para nosotros no se negocia la república, la división de poderes y las instituciones. 

Milei no lo entendió después de haber perdido el 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, cuando el peronismo volvió a surgir. Están envalentonados y eso es peligroso, entonces nosotros lo vamos a seguir apoyando. 

¿Existe, entonces, el temor de que Milei no pueda terminar su mandato? 

—En el ruido está “el club del helicóptero”, como decimos en Argentina, cuando no se termina un gobierno. Con el fantasma de Fernando de La Rúa, nosotros fuimos el primer gobierno no peronista en 70 años en terminar un mandato. No es fácil gobernar no siendo peronista. Pero creo que Argentina no resiste otra situación como esa crisis. El PRO y los demás bloques más responsables lo vamos a dejar terminar. 

Mujer, política y de centro

Estás involucrada con la Federación Democrática Internacional de Mujeres ¿Se puede avanzar en una agenda de género dentro de espacios políticos tradicionales sin que se vuelva un tema ideológico o de corte progresista? 

—El primer obstáculo que te encontrás ahí es que las mismas mujeres descreen que las leyes de cupo y paridad son necesarias. Muchas, no todas Yo soy una fiel defensora de las leyes de cupo y paridad, a la estadística me remito. Argentina fue el primer país del mundo en tener ley de cupo en el 91 y tenemos casi el 50% de la Cámara con mujeres. El tema es que las mujeres seguimos sin sentarnos en la mesa de toma de decisión; están para la foto, las listas, que en general encabezan varones.

Hay un cambio cultural que hay que dar que excede la legislación, que ya no tiene que ver solamente con seguir sacando leyes sino con que la sociedad cambie el chip. Creo que en la nueva generación se viene con mucha más naturalidad, sin importar el género; importa la capacidad, la vocación y las ganas. Después, hay que crear una red de sostén para que las mujeres puedan hacer carrera política y puedan mantener el cuidado infantil, las licencias de maternidad. 

La izquierda se ha apropiado del feminismo, el más radical, por eso nos ha costado tanto hablar. Es como una mala palabra para los conservadoreshablar de feminismo. Es que la izquierda ha destruido las causas de derechos humanos porque las ha mal utilizado, las ha llevado a un punto exacerbado a tal punto que generan rechazo. En realidad estamos luchando por igualdad de oportunidades sin importar el género. Los obstáculos existen y los hechos de violencia suceden. Lo que hay que generar son mecanismos para evitar que sucedan y desnaturalizar las situaciones de violencia que tomamos como chiste y como parte del costo de hacer política. La izquierda tiene el tema mucho más asumido.

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Agustina Lombardi

Agustina Lombardi

Licenciada en Comunicación por la Universidad de Montevideo. Periodista.

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