El próximo año, Paraguay tendrá elecciones municipales. Y, aunque parezca un aspecto menor en la política regional, para los partidos políticos locales es importante cambiar la correlación de fuerzas para generar alternancia en el poder.
El Partido Colorado de Paraguay, del presidente Santiago Peña, lleva más de 70 años de hegemonía. En ese contexto, las municipales son la prueba estratégica previa a las presidenciales de 2028 para agrupaciones como Patria Querida. El partido nació hace 25 años como una alternativa a los partidos tradicionales paraguayos, el Partido Colorado y el Partido Liberal.
Stephan Rasmussen, presidente de Patria Querida y exsenador nacional, explicó a Diálogo Político que el foco estratégico está en “unificar la oposición”, dado que el sistema político paraguayo no tiene instancia de segunda vuelta electoral.
Para el dirigente, el principal desafío de Paraguay es la alternancia del Partido Colorado, que, manifiesta, es liderado no por Peña, si no, por el presidente del partido, Horacio Cartes.

Romper la hegemonía
¿Cómo se para Patria Querida ante la hegemonía del Partido Colorado?
—El Partido Colorado está en el poder desde hace 70 años; 35 años de dictadura (1954 al 1989) y casi ya 35 años desde el retorno de la democracia. Hubo un período en el que ganó la oposición, del 2008 al 2013. El principal desafío político de Paraguay es justamente la alternancia. Que un partido esté tantos años en el poder no es saludable ni para el país, ni para la democracia, ni para el partido político mismo.
De cara a las elecciones municipales de 2026, en Patria Querida estamos cambiando la estrategia. Estamos buscando articular a todos los espacios democráticos fuera del Partido Colorado para hacer un frente electoral. En Paraguay no tenemos balotaje. Una presidencia se puede ganar con, por ejemplo, 35% de los votos. De hecho, en las últimas elecciones presidenciales, en 2023, las dos fuerzas opositoras tuvieron más votos que el Partido Colorado. Pero, como no hay balotaje y no se llegó a un acuerdo entre la oposición, ganó nuevamente el Partido Colorado.
Estamos tratando de que toda la oposición esté unida. Actualmente, somos cerca de 15 grupos, entre partidos, movimientos y sectores políticos. Entonces, la idea es llegar con una lista unificada de junta municipal, de concejales, y tener un solo candidato a intendente municipal. Esa es la forma que podemos hacer frente al Partido Colorado. Además, la persona que más mide hoy en las encuestas creemos que puede hacer un buen gobierno municipal. No es solamente ganar por ganar, o la alternancia por la alternancia. Hay que encontrar referentes políticos que, llegando al poder, puedan hacer una mejor gestión.
¿Hay algún nombre específico?
—La persona que más mide hoy es Soledad Núñez, un perfil joven, que, de hecho, fue candidata a vicepresidenta de la república por la oposición en las últimas elecciones. Hay también otros candidatos. Pero estamos buscando la forma de llegar con una candidatura única.
A veces la dificultad de las coaliciones es lograr que, luego, las alianzas electorales aseguren gobernabilidad. ¿Cómo son las divergencias internas?
—Generalmente, las alianzas electorales se hacen dos o tres meses antes de las votaciones. Y nosotros comenzamos a dialogar dos años antes. Eso tiene su pro y su contra, porque hay bastante desgaste. Pero, por el lado positivo, yo creo que se va ganando cohesión y confianza entre los actores. Entonces, eso es fundamental para después poder tener gobernabilidad.
Ser oposición ante poder concentrado
Como partido joven, entre lo tradicional y lo nuevo, ¿qué representa Patria Querida?
—Yo creo que es un desafío muy grande que un partido político sobreviva en el tiempo. Cuando el fundador del partido, Pedro Fadul candidato a presidente en dos períodos, comenzó a alejarse de la política, planteaba que el partido desapareciera. Muchos partidos caen en esa en esa muerte infantil. No pueden hacer permanecer los valores, y mucha gente comienza a utilizarlos para canalizar aspiraciones electorales.
En Patria Querida logramos que esos valores se mantengan; honestidad, solidaridad, trabajo por el bien común. Pero, sobre todo, del tema de la honestidad y de hacer una política de manera diferente. No servirse de la política, sino servir a través de la política. Yo creo que ese es un desafío permanente que tenemos en el partido.
¿Cuál es la principal crítica hacia el Partido Colorado hoy?
—El Partido Colorado fue mutando en los últimos 30 años. Actualmente, hay una situación particular, porque quien realmente gobierna Paraguay no es el presidente de la república, sino el presidente del partido, el expresidente Horacio Cartes. Durante su presidencia (2013-2018) intentó cambiar la constitución vía una enmienda inconstitucional. De hecho, se quemó el Congreso, o sea, hubo manifestaciones muy importantes. Planeaba ser reelecto, una persona bastante autoritaria. Como no pudo cambiar la constitución, finalmente entró la disidencia colorada a la presidencia en 2018, el expresidente Mario Abdo Benítez. En 2023 volvieron a ganar con Santiago Peña, que lastimosamente no tiene autonomía ni autoridad. Eso es muy peligroso porque quien gobierna no tiene que dar la cara, entonces toman decisiones fuera de las instituciones que se tienen.

Política exterior
América Latina está muy influenciada China y Estados Unidos, y Paraguay reconoce a Taiwán como Estado. ¿Cómo queda su posición internacional?
—Paraguay no tiene relaciones diplomáticas con China porque reconoce a Taiwán como Estado. Y la presencia diplomática de China-Taiwán es muy importante en el Ejecutivo, en el Legislativo. De hecho ahora el presidente de la República en la Asamblea de Naciones Unidas pidió que China-Taiwán tenga un lugar en Naciones Unidas como Estado. Esa es la línea histórica de Paraguay. Hay obviamente siempre varias discusiones respecto a si hay que cambiar o no.
¿Le es conveniente?
—Económicamente Paraguay tiene mucho mercado de exportación, y mucha sale a través de Uruguay. Los principales productos son la soja y la carne vacuna. Y tiene mucho mercado ahora. Rusia era un comprador importante de carne; Chile; también se abrió un mercado en Estados Unidos.
En una opinión personal, no creo que China tenga mucho interés ni mucho beneficio directo para hacer ese cambio. Ellos obligan romper relaciones diplomáticas con Taiwán y no reconocerle como Estado para comerciar. Además la línea diplomática de Paraguay se basa también en los valores de la democracia y de las libertades. Entonces no es simplemente un tema de cambiar de equipo, es una cuestión mucho más profunda.
¿Cómo ves el rol del Mercosur en este momento de reconfiguración geopolítica y ante la posible firma del acuerdo con la Unión Europea?
—Lastimosamente el Mercosur quedó como una gran promesa, respecto a cuando se firmó el primer tratado. Se esperaba libre comercio, se esperaba libre circulación de las personas, inclusive en algún momento una misma moneda; lo finalmente pasó con la Unión Europea. Pero yo creo que es el camino. Hay que seguir insistiendo en tener un comercio mucho más fluido. Creo que sería muy beneficioso para los pueblos, para los ciudadanos, bajar las barreras arancelarias, y también de circulación de personas.
Comercio y expansión
Este año Brasil firmó un memorando con China para analizar hacer un corredor bioceánico hasta Perú. A su vez, existe otro proyecto similar, conocido como corredor Capricornio, que atraviesa Paraguay. ¿En qué situación se encuentra esto?
—Sí, de hecho hace hace varios años se está preparando ese corredor bioceánico, que es una ruta asfáltica. Se invirtió cerca de 500 millones de dólares y pasa por el Chaco paraguayo con frontera en Brasil, en Puerto Montiño, pasa hasta Argentina y termina en Chile. Es algo que está en desarrollo, la mitad del tramo ya se concluyó y ahora se está trabajando en el otro tramo. Es un tema que lleva varios años, pero se está trabajando.
¿Se estima cuándo podría estar listo?
—Estimo que en dos o tres años. No sé cómo están las negociaciones después de la logística; si habrá un problema por ejemplo en China por pasar por Paraguay. La parte de la negociación geopolítica la deconozco. Pero el tramo está y se está trabajando. De hecho, se amplió una ruta que va justo antes de Asunción al Chaco, por montos importantes para Paraguay.
¿Cuál es el potencial de Paraguay para la región?
—Paraguay creció mucho en las últimas décadas. Tenemos alguna fortaleza: macroeconomía muy importante, una moneda que no se devalúa, una inflación controlada entre el 3% y 5% hace más de una década. La exportación es importante y mejoró toda la parte productiva, sobre todo la agroganadera. Se están recibiendo muchas inversiones de toda Latinoamérica, sobre todo de Argentina, Brasil y Uruguay, en inversiones inmobiliarias y también ganaderas y agrícolas. Pero yo creo que tenemos que seguir profundizando esa integración, para que lleguen más inversores y haya mayor comunicación.
Lo otro muy importante es todo el tema de seguridad jurídica; que funcionen las instituciones, las empresas, el derecho.
Un déficit importante son las conexiones aéreas, es terrible. Tenemos un aeropuerto que tiene 60 años y hace rato se habla de uno nuevo, que nunca se hace por mezquindades políticas. Pero tenemos un gran potencial, un gran potencial que todavía no lo explotamos de todo.

